La localidad jienense de Linares, con casi 60.000 habitantes, ostenta el triste honor de ser la ciudad con mayor tasa de paro de toda España. Y ante la situación que vive la tierra a la que rige como pastor el obispo de Jaén, Amadeo Rodríguez Magro, ha querido escribir una carta pastoral a sus diocesanos.

“Es increíble como a veces, en el contexto de la celebración eucarística, dejamos de mirar a lo que más nos duele, a los que nos reunimos en la misa dominical. Y  hoy por hoy el trabajo, con esa condición de que sea decente, es probablemente la mayor preocupación humana y social de cuantos celebramos el sacramento de nuestra fe, la Eucaristía, en nuestra Diócesis y en toda Andalucía”, escribe el prelado.

No se olvida de Linares y su situación pues “su grito es ahora el grito de todos los jienenses”. “No obstante, ese deterioro laboral, que tanto nos duele, hay que decir que Linares tiene también el ejemplar honor de ser una ciudad consciente de sus problemas: una plataforma ciudadana ha logrado un despertar de conciencias en torno al paro y a las consecuencias que el paro acarrea. En una ciudad de entorno a los sesenta mil habitantes  han salido a la calle, con el lema ‘todos a una por Linares’, cerca de cuarenta mil personas, como decían al día siguiente los medios de comunicación. Eso es, a todas luces, un clamor que no debería caer en saco rato para aquellos que tienen la responsabilidad de tomar decisiones”.



De este modo, monseñor Rodríguez Magro recuerda que “trabajar es un derecho básico de la persona” y cita que “es una de las tres ‘T’ a las que con frecuencia se refiere el Papa Francisco, junto con la Tierra y el Techo. Eso significa que hemos de prestar toda nuestra atención al derecho al trabajo, pero con una exigencia imprescindible, que sea un trabajo decente; es decir que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer”.

El obispo cita también el Magisterio de Benedicto XVI y san Juan Pablo II y añade que “la preocupación y sensibilidad por el trabajo decente es una preocupación de todo cristiano”.

Por ello, indica que como pastor “debo alentar a los sacerdotes, vuestros pastores cercanos en cada parroquia  o templo donde se celebra la Eucaristía, y a todos los que participáis en la Misa del domingo, a que se haga una mención significativa y convencida, en cualquier momento en que la comunidad esté reunida, de esta preocupación de la Iglesia, o sea, de todos nosotros”.

Monseñor Rodríguez pide “interiorizar este mensaje y situarlo en nuestro compromiso cristiano; por supuesto también hemos de llevarlo a la oración, en la que compartimos con el Señor los problemas de nuestro mundo; y, naturalmente, haríamos muy bien difundiendo lo que nos preocupa entre los que hacen vida con nosotros y siendo misioneros de un mensaje que siempre nace de nuestra fe y de nuestra condición de hijos de Dios, fuente de la dignidad de todos”.