Este domingo 30 de junio de 2019, un siglo y un mes después de que en 1919 Alfonso XIII consagrase el Reino al Sagrado Corazón de Jesús, España ha vuelto a renovar esta consagración en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico del país y lugar en el que hace 100 años se produjo este histórico acontecimiento para los católicos españoles.

En una emotiva celebración en la que participaron 15.000 fieles, cientos de sacerdotes y religiosas, decenas de obispos y cardenales se pidió la protección del Corazón de Jesús y el “rejuvenecimiento de la fe en España”.

Una renovación marcada por la Adoración

La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, y fue al término de la misa y en un ambiente de Adoración Eucarística con miles de personas arrodilladas en la explanada del santuario cuando se llevó a cabo la oración de consagración. Al no ser realizada por el jefe del Estado como en 1919 hizo el Rey Alfonso XIII, en esta ocasión la oración ha sido iniciada por el arzobispo madrileño, el nuncio apostólico, Renzo Fratini, el arzobispo de Toledo y Primado de España, Braulio Rodríguez, el obispo de Getafe, Ginés García, y después por el resto de fieles.

Antes el Nuncio leyó un mensaje enviado por el Papa Francisco en el que animó a ser “testigos de la presencia viva de Cristo en medio de nuestro mundo, de modo que pueda ser conocido y amado y reinar en el corazón de los hombres, los hogares, los diferentes ámbitos de la sociedad”.

Siguiendo el mismo esquema que hace un siglo fue el arzobispo toledano, en su condición de primado, el que ha colocado el Santísimo en la custodia con el que se ha producido en la Adoración Eucarística durante la cual se renovó la consagración.

"Expresar nuestra inmensa gratitud"

“Señor Jesucristo, Salvador del mundo, al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu Sagrado Corazón, los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar donde se levanta este trono de tus bondades, para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones”, decía parte de esta oración.

Los miles de congregados oraban afirmando que “al renovar la consagración de España, los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia, impulsando, en comunión con toda la Iglesia, una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio”.

“Concédenos permanecer siempre junto a María, Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés, para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la fe en España”, proseguía la oración.

Un ambiente cargado de emoción y de alegría

Una vez concluida la oración de esta renovación de la consagración de España, los presentes rompían en un fuerte aplauso mientras proferían vítores al Corazón de Jesús y a Cristo Rey. De este modo, se llegaba al momento culminante de un Año Jubilar por una devoción históricamente de gran arraigo en el pueblo español.

Previamente, el cardenal Osoro presidió la Eucaristía en la que además del nuncio Fratini han participado entre otros los cardenales Rouco y Amigo, así como 14 obispos españoles provenientes de distintas regiones. Estaban presentes entre otros, los obispos de Getafe, diócesis en la que se encuentra el santuario, el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, así como vascos como Munilla o catalanes como Vives.

En su homilía, el arzobispo de Madrid recordó que “al renovar el centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús asumimos la misión de hacer presente su rostro”.

De este modo, afirmaba que "el Corazón de Cristo nos muestra la realidad de Dios y la del hombre y que desea vivir en Verdad y no negociar con la Verdad, sin  acomodarse a las circunstancias”.

“Qué grande es este Dios que sale a nuestro encuentro, que habla nuestro lenguaje y comparte nuestras preocupaciones”, aseguró y recordó que “somos el pueblo de Dios y este pueblo que camina en España quiere renovar y consagrar España una vez mas al Corazón de Jesús”, afirmaba.

“Sagrado Corazón, en ti ponemos nuestra vida y la de España. Cuídanos, haznos hermanos que tengamos la necesidad de amarnos, de pedirnos perdón y de perdonar”, dijo para concluir el cardenal Osoro.

Así es la oración de consagración que se ha leído este domingo

A continuación ofrecemos íntegra la oración con la que se ha renovado la consagración de España al Corazón de Jesús:

Señor Jesucristo, Redentor del género humano,
Sacerdote eterno y Rey del Universo:
nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza,
con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza.

Señor Jesucristo, Salvador del mundo,
al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu Sagrado Corazón,
los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este trono de tus bondades,
para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables
que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones.

Durante la noche anterior a la renovación a la consagración en el cerro hubo una vigilia en la que el Sagrado Corazón fue iluminado con los colores de la bandera española

Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo,
te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón,
el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría 
y manantial del que brota la vida eterna.

Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre,
renovamos la consagración que fue hecha aquí hace cien años
a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.

Al renovar la consagración de España,
los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo
de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia,
impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio.

Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de Pedro
a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos
al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos
para llevar a todos el bálsamo de la misericordia que brota de tu Corazón traspasado.

Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus heridas nos han curado!
Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino,
que es Reino de justicia y de amor.

Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras,
y en nuestras leyes e instituciones.

Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés,
para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la fe en España.

Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y custodiar
los frutos santos de su herencia católica para que pueda hacerlos crecer
afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro.

Líbranos del maligno
y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón.

Que al consagraros nuestra vida,
merezcamos recibir como premio de ella
el morir en la seguridad de vuestro amor
y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti,
al Padre y al Espíritu Santo,
único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos!
Amén.