Al morir a principios de esta semana Gabino Díaz Merchán, le sustituía Antonio Montero Moreno como el obispo más anciano en España, con sus 93 años, pero falleció este jueves, en Cádiz, a la una de la tarde.

Montero será ampliamente recordado en la Iglesia española no sólo por su pastoreo como arzobispo de Mérida-Badajoz (el primer arzobispo; antes la diócesis tenía obispo), sino sobre todo por su labor como historiador pionero en la investigación de la persecución antirreligiosa de los años 30 (hizo los primeros cálculos de víctimas a partir de archivos y documentos), como cronista del Concilio Vaticano II, director de la revista Ecclesia, cofundador de la revista Vida Nueva y PPC y como autor de pluma viva y amigo de otros escritores y periodistas católicos.

Capilla y funeral en Badajoz, entierro en Mérida

Antonio Montero será enterrado el sábado 18 de junio en Mérida. La capilla ardiente se instalará en la Catedral Metropolitana de Badajoz, a la que llegarán sus restos el viernes a las 20h. La capilla se cerrará a las 22:30 h. y volverá a abrirse el sábado a las 8:30 h. La misa por su descanso eterno comenzaría a las doce del mediodía. Finalizada la misma se mantendrá abierta la capilla hasta las 19:00 h., cuando será trasladado a la Concatedral de Santa María de Mérida. A su llegada, sobre las 20:00, tendrá lugar una celebración de la palabra, tras la cual se le dará cristiana sepultura en la capilla del Santísimo.

Antonio Montero nació en Churriana de la Vega, un pueblo de Granada, el 28 de agosto de 1928. Estudió en el seminario granadino y se licenció en Teología en la Facultad de los jesuitas en Granada. Obtuvo también la licenciatura en Historia de la Iglesia por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y el Doctorado en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca. Se graduó posteriormente en Periodismo por la Escuela Oficial de Madrid. Fue ordenado sacerdote el 19 de mayo de 1951 en la Basílica de San Juan de Letrán de Roma.

Las letras y los sacerdotes escritores

Durante los años que pasó en Roma trabó relación y amistad con un grupo literario de sacerdotes jóvenes que impulsaban la revista poética Estría. Publicó textos líricos allí con los sacerdotes José Luis Martín Descalzo, José María Cabodevilla y José María Javierre, que luego alcanzarían fama como escritores.

En 1953, el cardenal Pla y Daniel le nombró subdirector de la revista Ecclesia y director en 1958, cargo en el que permanece hasta 1967. Sus más de 700 artículos editoriales marcaron la línea de este semanario "oficioso" de la Iglesia en España durante esos años del Concilio Vaticano II.

A partir de 1955 colaboró con otros sacerdotes y laicos en poner en marcha una nueva revista, Vida Nueva, y el grupo editorial PPC.

Vida Nueva, en parte, era heredera (incluso con sus redactoras) de Pax, una revista de las Misioneras seculares, que a su vez era una fusión de otras revistas anteriores: Reparación, de los Sacerdotes Operarios y Ambiente, de los hombres de la Acción Católica Nacional. Pero su combinación en esa época de sacerdotes escritores y cultos y laicos de gran trayectoria cultural y periodística la hizo muy especial.

Su objetivo, explicó en una entrevista en 2009 era "abstenernos de todo partidismo ideológico y tener el corazón tan ancho como el de la Iglesia; sin exclusión de personas o grupos aceptados por ella e incluso dispuestos por nuestra parte a colaborar con ellos, aunque sin identificarnos con ninguno". Buscaban, dijo, ser "una voz en la Iglesia; aunque siempre voz de Iglesia; o sea, desde dentro de Ella, y sin volar al propio antojo".

Pionero estudiando la persecución religiosa

Desde 1954 a 1960 fue profesor de Historia eclesiástica y de Patrología del Seminario Hispanoamericano (OCHSA) de Madrid. Justo al acabar esta etapa publicó, en 1961, su 'Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939', un clásico ineludible en la investigación sobre mártires y persecución durante esos años (todos alaban su trabajo, aunque en los años recientes, al accederse a nuevos datos, se considera que sus cifras de víctimas de la persecución se quedan un poco cortas respecto a las reales: hubo más).

Participó en Congresos Internacionales de Prensa Católica, como los de Nueva York y Viena. Acudió como cronista a Roma, a describir el Concilio Vaticano II. Y fue redactor editorialista del diario “YA” desde 1967 a 1969.

Obispo: primero en Sevilla, luego a Badajoz

El 10 de abril de 1969 el papa Pablo VI le nombró obispo auxiliar de Sevilla, donde pasó 10 años.

El día 3 de mayo de 1980 fue nombrado obispo de Badajoz. En 1994 Juan Pablo II creó una nueva Provincia Eclesiástica que cubría las tres diócesis extremeñas, nombrando a Montero primer arzobispo de la sede metropolitana. La catedral estaba en Badajoz, pero Montero instauró una doble capitalidad, señalando como concatedral la iglesia de Santa María, en Mérida.

Antonio Montero en sus últimos años como arzobispo de Badajoz con el presidente autonómico Rodríguez Ibarra.

Estableció buenas relaciones con las autoridades autonómicas extremeñas, siempre socialistas en esa época. (El socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra fue el presidente autonómico de 1983 hasta 2007).

En 1997 Montero fue nombrado académico de la Real Academia de Extremadura de las Letras y Artes y en 2001 le fue concedida la Medalla de Oro de Extremadura.

El 4 de septiembre de 2004 dejó la diócesis por motivos de edad. Fue sustituido por Santiago García Aracil. Como emérito, residía con su familia en Sevilla pero en las temporadas más calurosas descansaba en Cádiz.

Antonio Montero al cumplir 50 años de obispo, en 2019.

En la Conferencia Episcopal Española ocupó cargos en la Comisión de Medios de Comunicación desde 1972 hasta 1999: casi tres décadas aportando su experiencia en la comunicación eclesial.

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