El pasado 5 de enero fallecía el cardenal Francisco Álvarez Martínez, arzobispo emérito de Toledo, a los 96 años de edad.

La mañana de hoy, 7 de enero, ha tenido lugar la celebración exequial por su eterno descanso antes de ser enterrado ante la capilla de la Descensión de la Catedral Primada de Toledo.

La ceremonia ha sido presidida por el arzobispo de Toledo, el cardenal Francisco Cerro Chaves, acompañado por el presidente de la Conferencia Episcopal, D. Juan José Omeya. También estuvo presente el cardenal Osoro, Antonio Cañizares y Ricardo Blázquez, junto con el arzobispo emérito de Toledo Mons. Braulio Rodríguez Plaza y numerosos sacerdotes.

Mons. Cerro Chaves comenzó la homilía saludando a los sacerdotes ordenados por don Francisco, así como a los sacerdotes de la archidiócesis de Toledo y los de las otras diócesis por las que pasó el difunto cardenal. También recordó a los miembros del Instituto Secular Ignis Ardens, que le atendieron en sus últimos momentos.

Mons. Francisco Cerro Cháves, durante el cortejo fúnebre del cardenal Francisco Álvarez Martínez.

Cardenal "abnegado y fiel" entregado a la caridad

Posteriormente, el arzobispo de Toledo recapituló las claves que a su parecer guiaron el quehacer diario y espiritual de Álvarez Martínez, apoyado en el telegrama que envió Francisco tras su defunción.

En el documento, el Pontífice le recordó como un "abnegado pastor que durante años y con fidelidad entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia".

"Si tuviéramos que resumir su vida, sería con las palabras del Salmo: `La bondad y la fidelidad del Señor me han acompañado todos los días de mi vida´. Toda su vida estuvo fraguada en esa bondad y misericordia del Señor", añadió Mons. Cerro, recordando una vida que fue "una auténtica manifestación del amor de Dios, una auténtica epifanía".

El oficiante destacó, siguiendo las palabras del Papa Francisco, que fue "abnegado y fiel" y subrayó que su vida episcopal "fue vivida desde la misericordia de Dios".

Recordó también el "gran trabajo para con los pobres" que realizó a lo largo de su vida, especialmente su labor "para la rehabilitación de drogadictos con el Hogar 2000 de Cáritas y su trabajo por la nueva evangelización".

Mons. Cerro concluyó apreciando su difícil labor como sucesor del cardenal don Marcelo González Martín, que realizó "muy bien y con mucha dignidad. Procuró estar a la altura de los momentos que le pedía la Iglesia, el Señor y la historia, y vivió con esa sencillez y humildad que tienen las almas grandes", añadió el Primado.

Tras la celebración exequial, el féretro del cardenal Álvarez Martínez fue depositado en la capilla de la Descensión de la Virgen María, donde expresó que era su voluntad, junto con las arquetas de los restos de sus padres y su hermana.

Él ha querido esperar la resurrección, en la Catedral Primada, a los pies del altar de la Virgen María, nuestra Madre", concluyó Mons. Francisco Cerro.