El obispo de Córdoba (España), Demetrio Fernández, ha enviado su carta pastoral semanal en la que habla de la celebración de las primeras comuniones en la diócesis, como es habitual en el mes de mayo y ha advertido del peligro de convertirla en "una simple fiesta social".

"Es bueno encontrarse, compartir esa alegría entre toda la familia", apunta, pero precisa que "la mejor manera de ayudar a estos niños es entrar en la verdad de lo que celebramos", y expresarles que "el mejor regalo para estos niños es que sus padres y todos los que acuden a la primera comunión comulguen el Cuerpo del Señor, habiendo hecho una sincera confesión fruto de una sincera conversión".

En España durante el pasado año 2014 se celebraron 245.427 primeras comuniones. El gasto medio por familia en esta celebración, incluyendo el traje o vestido del niño junto con la celebración posterior se estima en unos 2.500 euros.

El Obispo también ha animado a "evitar atiborrar a los niños con regalos, que incluso a ellos no les interesan", porque "el mejor regalo, el único insustituible es Jesús y ninguna otra cosa debiera distraer en este día la atención de los niños".

Por eso ha pedido también "no hacer víctimas a los niños de una sociedad de consumo que nos asfixia y puede asfixiar en ellos la preciosa experiencia de la primera comunión".

"Los niños de primera comunión representan esa eterna infancia llena de inocencia, de ternura, de alegría, presente en el rostro de tantos niños y niñas, que vemos estos días vestidos de primera comunión", apunta el Prelado.

Según explica Mons. Fernández, el día de la Primera Comunión "se trata de un momento feliz en la vida de cada uno de los cristianos" e "inolvidable" y "un momento de gracia especial por parte de Dios en la edad temprana de nuestra vida".

Algo que el Obispo ha definido como "que Dios se vuelca sobre cada uno de estos niños y niñas para hacerles entender que Él siempre nos ama, que es bueno con nosotros, que está siempre dispuesto a perdonarnos, que nos quiere hacer felices en la vida terrena y en el cielo para siempre".

Según explica los niños viven esa cercanía con Dios "sin especiales dificultades", mientras que conforme son más mayores es cuando surgen las dificultades. "Pero la referencia a aquella experiencia feliz de la primera comunión ha redimido a muchas personas a lo largo de su vida de adultos. De ahí la importancia de vivir bien esa experiencia de la primera comunión", ha subrayado.

Por eso el Obispo de Córdoba la importancia de ayudar a vivir a los niños "una experiencia feliz centrada en Jesucristo, como el mejor de los amigos, que nos introduce en la vida de Dios para siempre".