La Catedral de Ávila ha acogido también la celebración de una Eucaristía por el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, presidida por el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia.

La relación entre la diócesis de Ávila y el Cardenal Cañizares es muy especial ya que fue su primera sede al ser nombrado Obispo en 1992. También guarda una estrecha relación con la Universidad de Ávila fundada por él mismo en 1994 y que posteriormente fue nombrado Doctor ‘honoris causa en 2010.

Según la organización, se estiman en unos 5000 los asistentes a los eventos del V Centenario durante el fin de semana en Ávila. También han precisado que hay 500 voluntarios dando información, coordinando y facilitando el desarrollo de los actos en la ciudad de la Santa.

Una de estas voluntarias es Teresa Rojo quien ha asegurado a ACI que “está siendo todo un año de celebraciones” porque lleva casi doce meses preparándose para realizar bien su cometido como voluntaria.

Y ha subrayado que durante ese tiempo han tenido “cursos de primeros auxilios, protocolo e historia, estamos aprendiendo muchísimo de Santa Teresa especialmente en los lugares teresianos. Además hemos tenido la fortuna de conocer gente de otros continentes con los que compartes el mismo cariño por Santa Teresa que tenemos los voluntarios que somos de Ávila”.

El P. Moisés Veretrias es uno de esos peregrinos. Casi 20 horas de viaje desde la ciudad de Imperatriz, en el estado de Maranhao, Brasil junto a un grupo de 50 personas que han aprovechado el V Centenario para llegar hasta Ávila para rezar en los lugares de la Santa. Porque, según afirma el P. Moisés a ACI Prensa, él tiene mucho que agradecerle a la Santa.

“Mi vocación como sacerdote se la debo a Santa Teresa porque en un momento de fuerte crisis en mi vida encontré los escritos de la Santa que me ayudaron mucho, especialmente los que anima a tener paciencia. Seguí adelante y después descubrí mi vocación al sacerdocio”, precisa el P. Moises.

Y según apunta, este viaje es “un proyecto que tenía desde siempre, de agradecerle a la Santa la ayuda que me ha prestado durante toda mi vida y poder celebrar su V Centenario agradeciendo a Dios su vida”.

“Su ‘determinada determinación’ de servir a Dios y de caminar con Cristo ha durado 500”, ha subrayado el sacerdote.




La Diócesis de Ávila y la Orden del Carmelo lo tenían todo preparado para vivir con gran fervor uno de sus días más grandes: aquel en el que se conmemoraba el 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa y, aunque no solo en Ávila sino en el mundo entero se festejaba a la primera mujer doctora de la iglesia, Ávila tenía mucho que decir.

Tanto al Obispo de Ávila, Jesús García Burillo como al prepósito general de la Orden del Carmelo, Sàverio Cannistrá, hizo llegar el Santo Padre sendas misivas que fueron protagonistas en las dos celebraciones eucarísticas celebradas este sábado 28 de marzo en la capital abulense.

A las 10 horas daba comienzo en el convento de la Santa, en su día erigido sobre lo que fuera la casa natal de la homenajeada, la primera de las misas en la que se ensalzó y homenajeó la figura de la que es sin duda la mujer mas importante de la ciudad y una de las más significativas de la Iglesia mundial. 350 personas presenciaron la eucaristía en el interior del templo y alrededor de 650 lo hicieron fuera para escuchar el mensaje del obispo de Ávila, quien en su homilía recogió íntegra la carta del Papa Francisco.

Un escrito que comenzaba con un sentido: «Hoy mi corazón está en Ávila» pero también en cada lugar por los que la Santa pasó con sus «sandalias desgastadas» dejando su «huella». Una huella reformadora que sigue viva en los cientos de conventos carmelitas diseminados por el mundo. Carmelitas por cierto que este 28 de marzo no quisieron perderse la oportunidad de acompañar a la ciudad en el aniversario de su fundadora y que llegaron de muchos rincones del mundo colaborando a llenar primero el convento de La Santa y después la Catedral de Ávila que acogió a muchísimas más personas debido a que su capacidad es mucho mayor que la del primer templo.

El Papa Francisco se refirió a la Santa en muchas de sus múltiples facetas a lo largo del sentido escrito dirigido a García Burillo, de ella dijo que era «maestra de espirituales» y por supuesto recordó su título como «Doctora de la Iglesia», título concedido por su predecesor el beato Pablo VI.Reconoció, del mismo modo, el sumo pontífice la vigencia del legado de Teresa de Jesús basado en «la contemplación y en la acción».

Su escrito fue un ir y venir de citas de las obras y mensajes de Santa Teresa, de mensajes que hoy mismo podría seguir dirigiendo a los religiosos y religiosas, a los sacerdotes, a los laicos o a los jóvenes porque recordó que Teresa de Ávila fue «hija de padres piadosos y honrados», «mujer que nunca perdió su espíritu jovial», «aquella que tuvo en los sacerdotes su apoyo, su luz y guía» y quien encontró en los religiosos y religiosas a sus interlocutores.

La misiva fue cerrada por el Papa Francisco con un «por mi parte, encomiendo a cuantos celebran este V Centenario a la intercesión de Santa Teresa, para que alcance del cielo todo lo que necesiten para ser de Jesús, como ella, y con la experiencia de su amor, puedan construir una sociedad mejor, en donde nadie quede excluido y se promueva la cultura del encuentro, del diálogo, de la reconciliación y la paz».

Este mensaje fue leído durante las homilías tanto del convento de la Santa como de la Catedral, donde despertó un gran aplauso entre los centenares de personas que abarrotaban el primer templo de la capital abulense y de lo que fue testigo el cardenal Antonio Cañizares y arzobispo de Valencia, que presidió la Eucaristía.

El mensaje que no llegó a la seo abulense pero sí a la primera celebración religiosa en el convento de la Santa fue el que el Papa dirigió a la orden del Carmelo y que Saverio Cannistrá se encargó de trasladar a los presentes. Otra carta que sintetizó Cannistrá de un modo muy sentido. El Santo Padre se refería en ella a la doctora de la iglesia como una mujer «de carisma excepcional» cuyo centenario además se celebra coincidiendo con el año dedicado a la Vida Consagrada en la que aseguró que la Santa de Ávila «resplandece como guía segura y modelo atrayente de entrega total a Dios». Ella es motivo para «mirar al pasado con gratitud y redescubrir la chispa inspiradora que ha impulsado a los fundadores y a sus primeras comunidades», recogía el escrito.

Reconoció en la Santa sobretodo a «la maestra de oración» que era y que nos ha dejado «un gran tesoro, lleno de propuestas concretas, caminos y métodos para rezar que, lejos de encerrarnos en nosotros mismos o de buscar un simple equilibrio interior, nos hacen recomenzar siempre desde Jesús y constituyen una auténtica escuela de crecimiento en el amor a Dios y al prójimo». Repetía Cannistrá la voz del Papa en la que éste aseguraba que «a partir de su encuentro con Jesucristo, Santa Teresa vivió otra vida; se convirtió en una comunicadora incansable del Evangelio. Deseosa de servir a la Iglesia y a la vista de los graves problemas de su tiempo no se limitó a ser espectadora». Ante todo alabó «el cimiento que puso Santa Teresa en sus monasterios y que fue la fraternidad». Una fraternidad que no es decía Cannistrá ni emocional ni sentimental, sino basada en la humildad.

El Papa Francisco fue pues protagonista pese a la ausencia, como lo fueron otros de los que también se acordó el Obispo de Ávila y es que tuvo palabras de homenaje, como no, para los 150 fallecidos en el accidente de los Alpes.




Una de las características que define a Santa Teresa es su papel como andariega, aquella monja que, bastón en mano, recorrió caminos y caminos para realizar unas fundaciones que supondrían la reforma de la Orden del Carmelo. Ahora, el mismo día en el que festeja el 500 aniversario de su nacimiento, Santa Teresa volvió al camino y lo hizo a través de una de sus imágenes más conocidas, la talla de Gregorio Fernández que se guarda en su casa natal, la iglesia de La Santa.

Uno de los momentos más emocionantes se vivió con la vuelta de la Santa a San José, la que fuera la primera de sus fundaciones. Allí se reunió con el bastón que la acompañó en sus caminos, aquel que en los últimos meses ha recorrido los cinco continentes y que volvía a Ávila para este Centenario.

Ambos se pusieron frente al altar de San José donde además estuvieron acompañados de once niños vestidos de carmelitas (sus ropas las habían cosido las mismas religiosas de San José) y que además lanzaron pétalos de flores a la salida de la imagen.

Antes, el padre Antonio González, secretario del Carmelo para el V Centenario, leía un fragmento del Libro de la Vida, en presencia del capellán de San José, Eliseo García, que también se unió a las felicitaciones a Santa Teresa en su nombre y en el de la comunidad religiosa. Una comunidad que además aprovechó para escribir un poema a su fundadora, unos sentidos versos en los que decían frases como «Fundas conventos de monjas santas y, con la fuerza de un huracán revolucionas la faz del mundo y haces que arda como un volcán» u «Hoy tus hijas ven extendida por todo el mundo tu inmensa llama no pueden menos que agradecértelo mezclando a un tiempo rubor y lágrimas».

Las palabras de las religiosas fueron leídas por Sonsoles Sánchez–Reyes, teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Ávila, y estuvieron seguidas de una breve oración en la que también estuvo presente el prior de La Santa, David Jiménez y el provincial carmelita, Miguel Márquez.

Entonces se preparó la imagen de Santa Teresa y su bastón para comenzar la procesión de la tarde dentro de una comitiva en la que fueron muchas las personas que se acercaron a tocar el báculo, protegido por cristales, contando con la generosidad de los carmelitas que permitieron que durante el recorrido fuera portado por quienes lo desearon.

La salida desde San José sirvió también para poner a la imagen de Santa Teresa frente el convento, momento en el que las religiosas, en este momento 20 en clausura y la mayoría menores de 40 años, aprovecharon a saludar a su madre fundadora.

A partir de ese momento, y tras escuchar el cumpleaños feliz que se entonó para la ocasión, comenzó la comitiva que debía encaminarse hacia su primera parada, la Catedral de Ávila. En el principal templo de la ciudad la esperaba la Virgen de la Caridad, la misma imagen a la que Santa Teresa siendo niña se encomendó tras la muerte de su madre.

En esta ocasión estaba acompañada por el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, que leyó el fragmento del Libro de la Vida que precisamente recuerda el momento en el que La Santa, entonces una niña, se volvió hacia la Virgen. Un «momento emocionante», dijo el obispo, que pudo ser testigo junto al resto de los presentes de cómo la talla de Santa Teresa volvía a acercarse a la Virgen de la Caridad, una obra que forma parte de la exposición de Las Edades del Hombre que en estos momentos se desarrolla en Ávila y Alba de Tormes y que excepcionalmente se traslado desde la muestra para participar en los actos del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa.

El paso por la Catedral fue solo un alto en el camino, pues la comitiva tenía como destino volver a la iglesia de La Santa, lugar donde han de permanecer la imagen de Santa Teresa y su bastón, aunque este último empezará en abril un camino por diferentes puntos de España, especialmente por las fundaciones teresianas. La procesión de la tarde fue seguida por numerosos abulenses que pudieron contemplarla en diferentes puntos de la ciudad, aunque fue su salida cuando hubo una mayor congregación.




La celebración del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa llenó de actos su ciudad natal, actos religiosos y actos populares que echaron a los abulenses a la calle y sorprendieron a más de uno de los muchos visitantes con los que contó este sábado la ciudad. Probablemente uno de los más multitudinarios fue el de la degustación de la inmensa tarta de 3.000 raciones que estaba previsto a las 13,30 horas en la plaza bautizada con el mismo nombre que la homenajeada. Fue simplemente impactante ver un lleno a plena luz del día como el que se vivió este sábado 28 de marzo en uno de los puntos clave de la celebración. Niños, adultos, ancianos, familias enteras esperaban bajo un sol de justicia su turno, abrigo en mano porque la verdad es que puesto estorbaba, para recibir no sólo un pedazo de tarta de yema tostada que llevarse a la boca, sino también una yema de Santa Teresa y un paquete de galletas Elgorriaga con el que dar rienda suelta al sentido del gusto.

Gusto por lo dulce que es como se celebran los cumpleaños por estos lares. Y es que eso es lo que querían desde el Ayuntamiento –organizador de estos actos–, al menos así lo reconoció el alcalde, Miguel Ángel García Nieto, a los medios de comunicación:«Queríamos un acto popular dedicado a celebrar como celebramos en nuestras casas los cumpleaños, esto es, cantando el cumpleaños feliz y celebrándolo con tarta». Una celebración que al final resultó incluso mejor de lo que habían previsto por lo que tuvo de cercana y de participativa y también porque, según García Nieto,«hasta el sol ha estado acompañando».


Eran las 19,30 horas cuando las campanas empezaron a sonar y lo hicieron desde 14 campanarios diferentes gracias a las manos de 50 voluntarios. Con su tañido se interpretó la pieza ‘Teresa Magna’, compuesta por los percusionistas Rodrigo de la Calle y Luis Guzmán, que también tuvieron el privilegio de escuchar su composición en un sonido poco habitual en la actualidad y quizá por ello más difícil de aunar.

Desde diferentes puntos de la ciudad, principalmente desde el casco histórico, se podía escuchar la composición creada por campanas distantes en el espacio pero unidas en el tiempo. Para conseguirlo se utilizó una unidad de tiempo, el segundo, para lograr a través de cronómetros ir a la vez y que fuera una música en conjunto.

Aunque las campanas ya sonaron en concierto el pasado año, y lo volverán a hacer en 2016, según comentó el concejal coordinador de Turismo, Comercio y Patrimonio, Héctor Palencia, este era un momento especial por ser el día en el que Santa Teresa cumple 500 años. Así se logró todo «el esplendor» que el año pasado no pudo ser, entre otras cosas porque el tiempo no acompañó. Sin embargo, en esta jornada del 28 de marzo el sol lució con fuerza y lo hizo además no solo para los abulenses sino también paras todos los turistas que se acercaron a la ciudad.

Ellos consiguieron «toda una jornada llena de participación» que también se vivió en un concierto «que tiene mucho trabajo detrás». Testigos de ello fueron los dos compositores, que reivindicaron un espacio «quizás en desuso» pero que se puso en valor «en un día muy importante» con campanarios dentro y fuera de la Muralla. Para ello agradecieron el trabajo de los voluntarios, todos ellos gente formada en el conservatorio o la escuela de música, y que en cada campanario contaron con un director haciendo valer los ensayos previos.

Su labor consiguió «hacer realidad» el sueño de los dos compositores, que aseguraron que las mayores dificultades las encontraron en la Catedral, donde hay trece campanas, pero que no les impidió realizar «un muy interesante trabajo con las campanas porque tiene mucha historia, simbolismo y significado». Un significado que se recuperó con el toque manual de las campanas de lugares como San Juan, la Catedral, San Vicente, el Ayuntamiento, San Martín o el propio Obispado, que se unió este año con sus tres campanas.




‘Teresa Ilumina Ávila’ revalidó su éxito en la noche de sábado. Fue otra forma, de las muchas que estaban planteadas, de celebrar el cumpleaños de Santa Teresa y no pocos se sumaron a la iniciativa de luz y sonido, además de historia, que en esta ocasión tuvo como único escenario el convento de la Santa.

La base del espectáculo fue la vida de Teresa fusionada con la propia arquitectura del templo, y con la fuerza de la música y también de la luz. Su vida pero sólo desde el momento del nacimiento y hasta su ingreso en el Convento de la Encarnación.

Una original recreación de la infancia de la Santa basada en el Libro de la vida, del que los espectadores escucharon distintos fragmentos, a los que puso su voz la actriz Candelas Pérez. Pérez desveló a los que no lo sabían y recordó a quienes sí lo conocían que no fue un camino fácil el de la Santa abulense hasta forjarse una trayectoria mundialmente conocida y reconocida porque tuvo sus dudas «y sus vanidades» y sus vivencias de niña y el dolor por la muerte de su madre.

En definitiva devolvió a la Santa a la actualidad y habló de sus gustos por la lectura, su pasión por el ajedrez y todo, en su día grande y en un espectáculo que supo a poco, aunque resultó impresionante. La encargada del montaje de luz y sonido fue Escenarios Múltiples, adjudicataria del concurso público convocado en su día por el Consistorio abulense para organizar el festival Teresa ilumina Ávila, que para la ocasión contó con la colaboración de Bankia.