La Archidiócesis de Toledo tiene una nueva basílica menor en su territorio. Se trata del santuario del Cristo de Urda, una localidad de apenas 2.500 habitantes. Este templo se  unirá así a las basílicas menores de la Virgen de Guadalupe y de la Virgen del Prado (Talavera de la Reina).

Este anuncio lo realizó la pasada semana la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, dicasterio vaticano encargado de la promoción y la reglamentación de la liturgia.

Tal como indican las normas para la concesión del título de "Basílica Menor", reguladas en el Decreto “Domus Ecclesiae” de 9 de noviembre de 1989, la iglesia elevada a dicha dignidad ha de ser un centro ejemplar de actividad litúrgica y pastoral en la diócesis y, además, ha de gozar de cierta resonancia en la misma, por ejemplo, al custodiar una imagen sagrada de gran veneración.

Tal y como explica la propia Archidiócesis de Toledo, entre las obligaciones propias de una Basílica Menor está la de promover la formación litúrgica de los fieles y la cuidadosa preparación y desarrollo de las celebraciones del Año Litúrgico. Además, para hacer manifiesto el particular vínculo de comunión que une dicha Basílica con la Cátedra romana de Pedro, cada año se celebrarán, con especial deferencia, las siguientes celebraciones: 22 de febrero, fiesta de la Cátedra de san Pedro, apóstol; 29 de junio, solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles; Aniversario de la elección o del inicio del supremo ministerio pastoral del Sumo Pontífice.

Urda es un importante lugar de peregrinación en la Archidiócesis de Toledo, donde miles de personas acuden a venerar a su Cristo

En cuanto a los derechos anexos a la concesión del título de "Basílica Menor" están, por ejemplo, el don de la Indulgencia Plenaria: el día del aniversario de la Dedicación, el día de la celebración litúrgica del Titular, la solemnidad de los santos Pedro y Pablo y el día del aniversario de la concesión del título de Basílica. Además, se podrá hacer uso de las llaves y la tiara pontificia en los estandartes, en los ornamentos y en el sello de la Basílica.

Ya durante el pontificado de san Juan Pablo II, la Santa Sede concedió a este santuario un Año Jubilar Extraordinario con motivo del IV centenario de la imagen del Santísimo Cristo. Posteriormente, el 25 de enero de 2005, concedía Año Jubilar a perpetuidad cada vez que el día 29 de septiembre, celebración litúrgica en honor del Santísimo Cristo, coincida en domingo.