Con unos 20.000 sacerdotes, la ciudad de Calatayud, representa de una cuarta parte de la población en la diócesis de Tarazona, en Aragón. Allí trabajan los sacerdotes Justo Sánchez y José Manuel Vargas. Iglesia en Aragón ha explicado que colaboran como como voluntarios de Cruz Roja para «ayudar en lo que se pueda».

No han elegido a la Cruz Roja local al azar: la conocen bien porque tienen una amistad cercana con el presidente de la organización en Calatayud, Luis Miguel Maluenda.

«Al poco de comenzar el confinamiento nos ofrecimos para que contaran con nosotros para lo que hiciese falta», explica Justo Sánchez, párroco de San Juan el Real.

Sin horario específico, coordinándose con las necesidades pastorales y parroquiales, se vuelca en toda una diversidad de actividades:

- preparar lotes de alimentos,
- repartir comida por los pueblos,
- llevar medicación específica del Hospital para quien la necesite,
- distribuir el material escolar a los niños por sus casas
- recoger ropa.

«Depende de las necesidades de cada momento y ajustamos nuestra colaboración al horario de las celebraciones litúrgicas de cada día», explica el sacerdote.

«La vida se nos da para aprovecharla y hay que hacer lo que se pueda». Estas máximas le «han funcionado muy bien» en su vida y, por ello, invita a todo el mundo a colaborar en todo lo que se pueda, «siempre respetando las medidas de seguridad y cumpliendo lo que las autoridades indican».