Se veía venir. Después de una hipotética Cataluña independiente tocaría una Iglesia de caracter nacional y democrática, y así el pueblo podría nombrar a obispos. Lo asegura Félix Martí Ambel, dirigente de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), la plataforma que impulsa, con dinero público, la futura independiencia de Cataluña, en su libro: L’endemà. Com serà una Catalunya independent.

Dolça Catalunya señala que "Fèlix Martí Ambel es miembro del Consejo Permanente de la ANC, y se ha hecho portavoz de los católicos separatistas que veneran a la nació".

También ha sido directivo de Pax Romana, ex-empleado de la UNESCO en Cataluña, del Ayuntamiento de Barcelona, de la Generalitat y ex-responsable del Parlamento de las Religiones


“Cataluña, por su historia, cultura y tradición, habría podido tener un catolicismo abierto y muy ilustrado -dice Fèlix Martí Ambel- . Pero este hecho ha sido frenado por la pertenencia de la Iglesia catalana, desde un punto de vista estructural, a ‘Espanya’. Se nos ha impuesto o se nos ha querido imponer, con más o menos éxito, un catolicismo poco ilustrado, poco culto, y un cristianismo poco abierto, poco celoso de la verdad católica (…) Con la independència de Cataluña (…) podremos recuperar la tradición de un catolicismo culto, ilustrado, crítico con muchos de los aspectos que han sido la tradición católica de estos últimos siglos".


El portal Dolça Catalunya, se hace eco de la renovación eclesial que supondrá no sólo para Cataluña sino para toda la Iglesia católica universal el vigor que tendrá el catolicismo nacido en la tierra de Verdaguer una vez que se consiga la independencia: "Desde Cataluña seguramente contribuiremos a la evolución que necesita la Iglesia católica universal. (…) Cuando Cataluña sea independiente, las comunidades católicas de Cataluña recuperarán este empuje de apertura en relación a los derechos humanos, de modernización de la comprensión de la fe, de la ilustración, y podremos contribuir a la evolución del mundo católico"


Y, claro, el nuevo catolicismo tendrá una variante democrática: "Lo notaremos en cosas tan concretas como el nombramiento de obispos. (…) Serán las mismas comunidades religiosas de Cataluña las que escojan a sus obispos por procedimientos de talante democrático”.