Mucha gente piensa que hay que ser jubilado, o tener mucho tiempo libre para poder ser útil como voluntario en Cáritas, pero Pablo González Díaz, delegado episcopal de Cáritas Madrid, explica que no es así y anima a cualquier cristiano con 2 horas libres a la semana a consultar con su Cáritas diocesana.

"Nosotros en Cáritas Madrid tenemos al menos dos programas nuevos donde con sólo dos horas a la semana una persona ya puede apoyar, ser voluntaria y prestar una gran ayuda", plantea este sacerdote que conoce bien las necesidades sociales en la capital.

Uno de los nuevos programas consiste en acompañar a personas deshauciadas de sus hogares o con problemas de vivienda a examinar y tramitar la posibilidad de alojarse en alguna de las más de 500 viviendas que la Comunidad Autónoma de Madrid va a poner a disposición del servicio de vivienda de Cáritas.

"Nosotros no somos una gestora de vivienda", explica el padre González Díaz. "Necesitamos gente real, voluntarios, que acompañen a los necesitados en estos trámites. Si puedes dedicar una tarde de dos horas a la semana, puedes ayudar a 4 familias al mes. Si se apuntan muchos, atendemos a muchas familias. Así, aunque dediques sólo una tarde semanal, ya es una gran ayuda", afirma.

Esta es una campaña específica y novedosa que empezará ya en enero y necesita nuevos voluntarios.

Otra forma de ser muy útil dedicando una tarde a la semana es acompañando a niños y jóvenes con fracaso escolar, especialmente inmigrantes.

"Dedicando una tarde a la semana, puedes impedir que un chaval que ahora tiene 9 o 12 años o 14 años ingrese en una banda a los 15 años. Simplemente, dedicas esa tarde a acompañar al niño, ayudarle en sus tareas escolares, estar ahí porque sus padres no pueden estar. Este es un servicio que pueden hacer muy bien universitarios y jóvenes, por ejemplo. Queremos crear grupos de acompañantes para el estudio en las parroquias: unos acompañan un día, otros otro... y así esos chicos, a menudo hijos de inmigrantes, mejoran, son atendidos y no quedan en la calle y en las pandillas", explica el padre Pablo, que conoce bien la realidad de los barrios complicados de Madrid.

Además de estos programas coordinados desde Cáritas Diocesana de Madrid (contactable en www.caritasmadrid.es) cualquier persona puede acercarse a su parroquia en cualquier rincón del mundo y preguntar cómo puede apoyar a su Cáritas parroquial.

Pablo González señala que aunque un padre o madre de familia puede estar bastante ocupado, siendo voluntario también educa a sus hijos. "No cabe duda de que el ejemplo en la familia se contagia: los que han sido voluntarios lo suelen pasar a sus hijos".

En Cáritas notan que mucha gente está despertando a la generosidad contra la crisis. Las colectas en las parroquias y en las diócesis para Cáritas aumentan cada año, y también se crean colectas extra en todo tipo de actividades en colegios o asociaciones. También se nota en las empresas. "Hay muchos donativos de empresas medianas y pequeñas y la inmensa mayoría no son públicos, se hacen sin anunciarlo", detalla el vicario de Cáritas Madrid.

"Hoy se valora muy bien la acción de Cáritas, que es el trabajo de muchos voluntarios con una red en contacto directo con la realidad que son las parroquias, la puerta de entrada donde se ayuda a buscar empleo y promover a la persona para que el pobre deje de ser pobre. Para muchos, es como una terapia de autoestima, de servicios transversales que ayudan a la persona, de acompañar corazón con corazón. Este año intentamos transmitir la idea de que hemos de vivir de una forma más sencilla: el Niño Dios nace en un pesebre: Él vive de forma humilde, porque lo importante de la vida es el corazón. No el tener cosas, sino saberse amados por Dios", concluye.