En la tercera página de Padre Nuestro, publicación semanal del arzobispado de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez Plaza ha tributado un homenaje a Manos Unidas, organización católica de voluntarios que lucha contra el hambre y el subdesarrollo en el mundo.

No entran en disquisiciones, dijo el primado de España, "sino que se lanzan a la acción y se esfuerzan para inventar toda clase de maneras para conseguir recursos que permitan financiar proyectos concretos. Es decir, actúan y se dejan de polémicas estériles. ¿Qué fundamenta y anima su trabajo? El amor y el desinterés; intentan así educar nuestro sentir y nuestro actuar en el seguimiento de Jesucristo. Él es el que nos dice que hemos de actuar como el «buen samaritano», al que se le conmueven las entrañas y busca solucionar la situación en que se encuentra el agredido que yace a la vera del camino".

Y muchos de esos agredidos son los enfermos de sida, por lo cual Don Braulio ha aprovechado para recordar tres verdades muy concretas para rebatir a quienes acusan a la Iglesia del sida en África porque no permite el uso de preservativos.

"Eso es ciertamente un simplismo, un tópico al uso de países occidentales como España. ¿Acaso en España no es tremendamente fácil acceder a los preservativos y no desaparece el sida?", argumenta monseñor Rodríguez Plaza.

Y añade un segundo argumento, y es que mientras se le exige a la Iglesia que renuncie a proclamar la ley de Dios, no se menciona el elevado precio de los medicamentos, "gran negocio de las grandes empresas farmacéuticas, que no bajan el precio de sus medicamentos e impiden la curación o el riesgo de muerte para tantos enfermos".

Por último, el arzobispo de Toledo recuerda que "el 30% de las instituciones que se dedican a luchar contra el sida pertenecen a la Iglesia Católica, con fantásticos programas para combatir la enfermedad".