La vida y la verdad. Un criterio electoral: así titula el arzobispo de Oviedo su carta pastoral de este domingo con ocasión de las elecciones generales de este domingo 20 de noviembre. Un texto que tiene la claridad habitual de Jesús Sanz Montes y que viene a iluminar a los fieles sobre el voto a las mismas puertas de la apertura de urnas.

"Como cristianos no somos neutros", afirma: "Y lo que una vez más decimos los obispos desde la doctrina social de la Iglesia al respecto, lo hacemos para recordar los referentes morales desde los que debemos ejercer este derecho ciudadano del voto en unas elecciones. Si callásemos, nos dirían que estamos al margen o que estamos tal vez otorgando con complicidad; si hablamos, no faltarán los habituales vociferantes en el sentido más propio de la expresión".

Frente a unos y otros, monseñor Sanz Montes define cuál es su actitud: "Nunca me he sentido rehén de nadie cuando la libertad, que nace de la verdad como dijo el Maestro (la Verdad os hará libres), me pide que hable o que calle. Ni busco el aplauso de nadie, ni temo desprecio alguno".



Y propone dos criterios fundamentales para orientar el voto, que ya figuran en el frontispicio de su carta pastoral: la vida y la verdad.

El primero es una nítida referencia al aborto, la eutanasia, la manipulación de embriones, el terrorismo, la droga: "Toda la vida nos importa, y con toda ella estamos comprometidos, porque la vida es sagrada y sólo la da o la quita Dios. Quienes confunden la manipulación de la vida con sus intereses de poder, no son aptos de la confianza, sino más bien reprobables por sus hechos, por sus leyes, por sus demagogias lingüísticas de géneros varios. No hay derecho a matar, sólo hay derecho a vivir cuando Dios nos ha llamado a la existencia. Y este derecho debe ser tutelado, debe ser protegido: desde el seno materno del no nacido, hasta el natural tramo final de una andadura humana, pasando por las mil circunstancias intermedias en donde la vida puede estar amenazada de tantos modos por zarpazos económicos, bélicos, terroristas y violentos de toda índole y catadura".

El segundo parece apuntar, entre otros puntos, al ocultamiento de la crisis económica: "Cuando la mentira en todas sus formas se convierte en un arma política más, y no duelen prendas ni gastos a la hora de engañar a mansalva con tal de seguir obteniendo resultados de puro poder, estamos ante otro frente de personas o de posiciones partidistas que en su deshonestidad no son merecedores de una confianza por parte del pueblo. Hemos visto engañar demasiado en estos años, con enormes consecuencias para las personas y para un país como estamos ahora lamentando. Hay crisis que son demasiado complejas, y que sin duda son fruto de un sinfín de factores. Pero la gestión de esa crisis no puede hacerse desde la mentira, desde el engaño para atrincherarse en el poder a toda costa".
 
Y un deseo final: "Que los que salgan elegidos en las urnas ejerzan su misión con altura de miras buscando el bien de las personas, especialmente de las más desfavorecidas".

Recibid mi afecto y mi bendición.