Alfredo Pérez Rubalcaba, no levanta cabeza, y es que las encuestas cada vez le tratan peor. Por eso ha decidido movilizar a todos los socialistas que le estan dando de lado y así poder optar a la victoria el próximo 20 de noviembre. Para conseguirlo, va a incluir en su programa algunas de las propuestas que ya en su día propuso Zapatero, como la de "evitar los privilegios" de la Iglesia católica para avanzar hacia una "laicidad positiva".

El presidente del Gobierno renunció en esta segunda legislatura a aplicar el laicismo beligerante de la primera, marcada por las tensas relaciones con la Conferencia Episcopal a propósito de la financiación, el matrimonio entre personas del mismo sexo o la ley del aborto. Aunque ese acercamiento se puedo ver en la reciente visita del Papa a España con motivo de la JMJ.  Rubalcaba, en cambio, no sólo esquivó al pontífice, sino que, sólo 24 horas después de que abandonase España, el candidato socialista le desafió al anunciar que, si gana las elecciones, la primera ley que aprobará será la de Muerte Digna.

Como señala Elconfidencial.es, Rubalcaba pretende ahora descongelar la Ley de Libertad Religiosa, anunciada en su día a bombo y platillo por la entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y luego aparcada por Zapatero, e incluir en su programa electoral una defensa cerrada de la laicidad del Estado. Una de las resoluciones aprobadas este domingo en la Conferencia Política del PSOE, incluida en el apartado genérico Democracia, advierte que las religiones "tienen un lugar en la deliberación democrática, pero no pueden pretender sustituir o limitar la función del Parlamento", en una clara alusión a la Iglesia católica.

El documento, como explica El Confidendial, recuerda que el fenómeno de la secularización y la disminución de la práctica religiosa "tradicional" en España ha coincidido con el incremento "cuantitativo y cualitativo de la diversidad religiosa". Rubalcaba propone "encauzar" esa diversidad "en favor de la convivencia cívica" mediante una ética laica, no religiosa, basada en los valores de la Constitución y la declaración Universal de los Derechos Humanos, y en la que la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía jugará un papel decisivo.

Otra de las resoluciones que servirán de base para elaborar el programa electoral, ésta dentro del capítulo La igualdad en el siglo XXI, también hurga donde más duele a los obispos. El texto aprobado este fin de semana en la Conferencia Política señala con orgullo que "los socialistas siempre hemos defendido la necesidad de eliminar la obligatoriedad de la enseñanza confesional de la religión en la escuela pública, y así es en la actualidad". Y añade: "Propugnamos avanzar en la aconfesionalidad y la neutralidad de la enseñanza ante el hecho religioso en la escuela pública", una clara alusión a la retirada de los crucifijos de las aulas. Zapatero renunció a quitarlos precisamente por la virulenta reacción de la Conferencia Episcopal.


Rubalcaba también se compromete a aprobar algunas de las iniciativas que se han quedado en el tintero en esta legislatura, pero que el Gobierno tiene ya redactadas. De hecho, el candidato se comprometió a que, si llega a la Moncloa, la ley de Muerte Digna sea una de las primeras en ser aprobadas. "El proceso del fin de la vida debe realizarse en un contexto de prestaciones y de atención especialmente atento a las necesidades y al respeto de la intimidad personal y familiar", se recoge en la base del programa socialista, donde también se apela a que la ley esté a la altura de la "dignidad humana".

Este proyecto también choca con la jerarquía de la Iglesia católica, como quedó claro este verano cuando su portavoz, Juan Antonio Martínez Camino, afirmó que se trata de una "violación del derecho a la vida", y que "introduciría en las familias y las instituciones sanitarias la desconfianza y el temor ante la depreciación y mercantilización de la vida humana". Pero los socialistas, al menos sobre el papel, están dispuestos a dar la batalla como hicieron en el primer mandado de Zapatero, y recuerdan en sus resoluciones que esta ley se somete  a "los derechos individuales amparados por nuestra Constitución".

La ley de Igualdad de Trato es otra de las leyes que el anticipo electoral ha dejado congeladas, y que  El PSOE ofrece rescatar en la próxima legislatura. El objetivo "promover la sensibilización social preventiva y la movilización ciudadana contra los delitos de odio", para lo cual se creará una Fiscalía especializada, un servicio de atención a las víctimas y se compensará la "discriminación que sufre la comunidad gitana".

Asimismo, Rubalcaba abordará un asunto polémico como el uso del burka, que ha sido objeto de prohibición en algunas ciudades españolas, como Barcelona, pero sobre el que no hay consenso en el PSOE: "Debemos abordar un debate sobre el uso de las prendas de vestir que vulneran y vejan la dignidad de las mujeres como el burka, y que son claramente discriminatorias". Y también en el plano de la igualdad, los socialistas pretenden cambiar el enfoque contra la "explotación sexual" atacando el lado de la demanda.

Para alcanzar una "sociedad sin esclavitud", el programa electoral aboga por concienciar "a la sociedad de que la compra de servicios de prostitución contribuye al establecimiento en nuestro país de mafias que se lucran de mujeres a las que han secuestrado sus derechos"”. Todo un conjunto de medidas que remiten al espíritu con el que Zapatero llegó al poder en 2004, pero que solo han vuelto a la agenda socialista en un momento de urgencia electoral.