Esther María Valera Laborda es ya Esther María del Espíritu Santo. A sus 20 años y tras más de un año como postulante esta murciana de 20 años ingresó como novicia en las clarisas de Lorca en una emotiva celebración el pasado 12 de octubre donde tomó el hábito.

Fue hace más de un año cuando decidió dejarlo todo para seguir a Cristo. No fue sencillo para ella. Tenía novio, pero en una peregrinación del Camino Neocatecumenal sintió que estaba llamada a otra vocación diferente, que Dios la llamaba para la vida religiosa.

Tal y como recoge el obispado de Cartagena, el obispo auxiliar, monseñor Sebastián Chico, presidió la celebración en la iglesia conventual y otros diez sacerdotes concelebraron.

Tras la Eucaristía, tuvo lugar el rito de la toma de hábito, en la que esta postulante entró en la comunidad religiosa y, tras ser aceptada, se le hizo entrega de las constituciones y reglas de la Orden, así como de la Liturgia de las Horas. Después se abrazó con la madre abadesa, la maestra de novicias y el resto de hermanas que forman la fraternidad.

La joven decidió modificarse nombre religioso añadiendo “del Espíritu Santo”. Y tal y como explica ella misma: “en esta nueva etapa me incorporo un poco más a la comunidad, aunque sigo formándome y discerniendo”.

Tras su incorporación a la comunidad le pide a Dios “fuerzas, alegría para vivir la vocación y perseverancia para seguir caminando día a día”.

Ella es una nueva vocación, pero es consciente de la importancia de rezar para que haya muchos más jóvenes que den un paso al frente. Por eso mismo cree que es vital hablar de la vida religiosa.

Hay muchas chicas que no saben qué hacer, que están perdidas y ver a una joven como yo, que con 20 años está en proceso, que ha dejado todo por el Señor y así ha encontrado la felicidad plena, eso puede ayudarles mucho”.

La llamada de Esther

Antes de sentir la llamada a la vida religiosa, Esther María llevaba dos años saliendo con un chico, con el que tenía la intención de formalizar la relación de noviazgo. Ambos hicieron una peregrinación con el Camino Neocatecumenal en agosto de 2020, y fue allí donde ella sintió que el Señor la estaba llamando a la vida religiosa.

Tras esto habló con un sacerdote que le recomendó que dejara la relación un tiempo y empezara a acudir a Misa diaria, antes de iniciar la jornada. Y así lo hizo. Cerca de su casa estaba el convento de las Hermanas Pobres de Santa Clara, en Lorca, a las que conocía desde hacía años, pues había acudido allí con sus padres y sus once hermanos desde bien pequeña.

Un día fue al locutorio a hablar con una de las religiosas y de allí salió con fecha para hacer una experiencia vocacional con ellas. “Estando allí dentro sentí que eso era lo mío”, cuenta con alegría la nueva novicia. En menos de tres meses, el 12 de octubre, entraba como postulante en el convento de Santa Ana y Santa María Magdalena.

Un año después, en el que ha estado formándose y conociendo desde dentro la vida religiosa contemplativa, la hermana Esther María del Espíritu Santo se siente “muy contenta y feliz” por la decisión tomada.