La Universidad de Barcelona se debate sobre si libertad de culto sí o libertad de culto no en el espacio que para tal uso tiene este centro universitario público desde 1988. Un nuevo embiste del laicismo ha llegado a la universidad, supuestamente, un lugar de pluralidad y respeto a la diversidad.

Una encuesta del diario El País, afín al Gobierno laicista de Zapatero, ha lanzado a sus lectores de la versión digital de su diario una encuesta en la que les insta a definirse sobre lo sucedido en la UB en relación a la universidad pública. “¿Estás a favor de que haya capillas en las universidades públicas?”, se pregunta el ciberperiódico, al cierre de esta noticia, el 76% de los 3.142 internautas que colaboraron en la encuesta están a favor. Sin embargo, el 24% se declaran contrarios a que los estudiantes católicos puedan tener un lugar habilitado para rezar y meditar en la propia universidad.
 
Este debate, que entra en conflicto con el derecho constitucional a la libertad de culto, está provocando un severo malestar en algunos sectores. Las iniciativas de algunos estudiantes organizados, que boicotean la entrada de los universitarios cristianos a la misa que se oficia en el espacio destinado al culto, está provocando miedo entre los católicos que han visto como la universidad era empapelada con carteles en los que aparecía una iglesia en llamas y se invitaba al boicot de la eucaristía.
 

 
Las autoridades de la Universidad de Barcelona tuvieron un tímido arranque de ecuanimidad cuando apostó a los guardias de seguridad del centro en la entrada de la capilla de la Facultad de Económicas para que los estudiantes cristianos pudieran acceder a la liturgia. No obstante, en un posterior comunicado difundido a través de su página web, el Gobierno de la UB no ha condenado la coacción que está sucediendo en los pasillos del centro contra los estudiantes católicos.
 
“La Universidad de Barcelona –reza el comunicado-, como institución pública, los principios de la cual son la libertad, la democracia, la justicia, la igualdad y la solidaridad, en la situación actual, pide respeto para todos sus servicios y actividades que realiza, y que las formas de expresión de posiciones críticas sean compatibles con nuestro buen funcionamiento”.
 
La UB recuerda que desde el año 1979, “por acuerdo de la Junta de Gobierno”, se propició un Servicio de Asistencia y Formación Religiosa que “en el convenio firmado con el Arzobispado en 1988 prevé el uso de espacios de culto”.
 
En el comunicado se afirma “los tiempos y las opiniones cambian, pero en cualquier caso, el debate se debe llevar a término en los foros y los órganos pertinentes y en condiciones de respeto”. Las autoridades de la UB no constatan en ningún momento la discriminación que se está dando y la coacción de algunos grupos a los alumnos que quieren manifestar su credo asistiendo a la misa que se oficia regularmente los miércoles en la capilla de Económicas.
 
¿Qué le pasa a la Universidad española?
 
El ataque laicista a la misa en la UB no es el primero que se ha dado últimamente en la universidad pública. Recientemente, grupos radicales impidieron al cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, pronunciar una conferencia en la Universidad Autónoma. El purpurado resolvió cancelar este acto al advertir que el Gobierno español que no podía garantizar su seguridad.
 
Si bien el arzobispado de Madrid no publicó ningún comunicado, Análisis Digital, publicación editada por la Fundación García Morente, impulsada por ese arzobispado, recordó en un editorial que la ponencia del presidente de la Conferencia Episcopal Española estaba enmarca en los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud, “que concentrará en Madrid a más de dos millones de jóvenes de todo el mundo”.
 
"El acto no ha podido celebrarse por las amenazas de grupos antisistema que habían anunciado su propósito de impedirlo por la violencia", explicaba el artículo.
 
“En consecuencia, los universitarios no podrán escuchar la voz del cardenal-arzobispo de Madrid que les iba a hablar del ´Dios desconocido´ para los españoles de nuestro tiempo, como ya hizo San Pablo en el areópago de Atenas”.
 
“La diferencia está en que mientras San Pablo pudo hablar hace dos mil años del ´Dios desconocido´ con toda libertad, ahora todo un sistema democrático se ha rendido ante la amenaza de una acción violenta, negándose a garantizar la libertad y el orden en el campus universitario”, afirmaba Análisis Digital.
 
Se trató de una muestra más de la incesante amenaza laicista a la que se enfrenta el católico en España y a la indefensión en la que deja el Gobierno a éstos ante la persecución y los ataques a las personas y las instituciones católicas.