Enrique Lluch, profesor titular del Departamento de Economía y Empresa en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, ha publicado el libro El espíritu del economicismo (PPC), donde aborda los elementos claves del economicismo y las ideologías que hay detrás y que sustentan una tendencia que impera en la sociedad actual.

En una entrevista con el semanario Paraula, Lluch asegura que “este nuevo paradigma imperante que nos impulsa a organizarnos alejándonos de las necesidades de las personas y del planeta, apartándonos del bien común”.

En esta “espiritualidad” economicista, que guía mayoritariamente los comportamientos, impera el materialismo. Vivimos en una “teología de la prosperidad y del pensamiento positivo, donde el poder de la mente y la cultura de la terapia y del mindfulness se imponen”, agrega.

En este análisis, el profesor Lluch agrega: “Nos encontramos ante un mundo autorreferente en el que solo importa nuestro propio éxito. El bienestar se ha institucionalizado como lo normal – y todo aquello que creo que es bueno para mí tiene que ser un derecho. Esto nos lleva a que la economía pase a ser lo principal, y refuerza esta manera de entender nuestra existencia como una búsqueda de mayor bienestar, de encontrarme a mí mismo, de conocerme mejor para estar mejor y un olvido total de la construcción del bien común, un olvido total de la interdependencia que es lo que nos hace personas, y de ofrecer lo que somos a los demás para regalarles aquello que construimos”, asegura.

En su opinión, “nuestro modelo económico imperante, el economicismo, se comporta como una pseudorreligión que afecta a nuestras vidas, a la sociedad y a la sostenibilidad del planeta”. De este modo, agrega que “la búsqueda de la máxima eficiencia, la apuesta por el corto plazo y la inmediatez de los resultados, la competitividad como modo de vida, la constante insatisfacción de los deseos o la necesidad de incentivos son algunos de los valores del economicismo que afectan a la vida individual y colectiva”.

Por ello, considera que este libro “ofrece caminos para mejorar y construir una sociedad y una economía que no sea autorreferente sino volcada a la construcción del bien común”. Entre las propuestas para construir un nuevo paradigma económico que reemplace al economicista, este profesor plantea pasar de una economía centrada en el deseo a una economía centrada en la necesidad y pasar de ser competitivos a ser competentes para colaborar con otros.

“Para superar el economicismo hemos de construir un mundo en el que la economía ocupe su lugar, que no lo regule y controle todo, sino que esté al servicio de las personas y del planeta. Esto es puro Evangelio, y a veces no lo explicamos bien. La vida nos realiza cuando damos frutos y podemos ofrecer lo que somos a los demás, no ganar, no tener éxito o ser el primero”, añade.

De hecho, recuerda que “ya Benedicto XVI hablaba de que teníamos que cambiar la manera de hacer economía y nos impulsaba a que necesitábamos economistas que plantearan de otra manera la economía y Francisco ha vuelto a insistir en lo mismo”.