Evangelio según san Lucas (21,519)


En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. 

Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» 

Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» 

Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» 

Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»


Señor Jesús,  quieres ayudarnos a leer e interpretar correctamente lo que puede sucedernos y nos animas a creer en ti, no en los falsos profetas, y a no tener miedo.   Contigo, puesta la confianza en tu amorosa providencia, no debemos temer.

Sí podemos ser perseguidos a causa de tu nombre y eso sería un privilegio, no un mal.

Para las grandes y pequeñas persecuciones,  ayúdanos a recordar tu consejo: Haced el propósito de no buscar vuestra defensa.
Ciertamente, Señor, nuestra mayor y mejor defensa eres tú, si en silencio te permitemos defendernos.