Evangelio según san Lucas (14,12-14)


En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»


Señor Jesús, para proner en práctica tus consejos, tenemos muchas ocasiones de dar banquetes a quienes necesitan algo de nosotros.

Para cualquiera puede ser un festín el tiempo en que es escuchado con empatia; el recibir alegría y optimismo en su tristeza; tener compañía en su soledad; ver solucionada una dificultad...

Porque tú, Señor, nos has llenado de bienes, ¡tenemos tanto que repartir y ofrecer a quien lo necesite!  Y de una forma u otra todos somos necesitados.

Ayúdanos, Señor, a pasar la vida como tú, haciéndonos el bien, dándonos unos a otros pequeñas cosas, y que pueden ser grandes banquetes si está presente el Amor.