Evangelio según san Juan 15, 911


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»


 

 
Te saludo, María, Hija predilecta del Padre eterno.
Te saludo, María, Madre admirable del Hijo.
Te saludo María, Esposa fidelísima del Espíritu Santo.


Te saludo, María, mi amada Madre, mi amable Señora, mi poderosa Soberana.

Te saludo, mi gozo, mi gloria, mi corazón y mi alma. Vos sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia. Pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Vos todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada ni para mí, ni para otros.

Soy totalmente tuyo y todas mis cosas tuyas son.


(San Luis Ma. Grignión de Monfort)