Evangelio según san Lucas 9, 22-25

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho; va a ser rechazado por los ancianos del pueblo, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley que le darán muerte; pero al tercer día resucitará.

Y añadió, dirigiéndose a todos:

—Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa de mí, ese la salvará.

¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si él se pierde o se destruye a sí mismo?


 

Santísima Virgen de Lourdes,
que a ninguno desamparas ni desechas,
mírame con ojos de piedad
y alcánzame de tu Hijo perdón de mis pecados
para que con devoto afecto celebre
tu santa e inmaculada Concepción,
en tu milagrosa imagen de Lourdes
y reciba después el galardón de la bienaventuranza
del mismo de quien eres Madre.
  Amén