Evangelio según san Lucas 3,1018

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«¿Entonces, qué hacemos?»

Él contestó:
«El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.»

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?»

Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido.»

Unos militares le preguntaron:
«¿Qué hacemos nosotros?»

Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.»

El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias.

Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.»

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.

Señor, haz que con mi rectitud de vida y práctico convencimiento de la doctrina celestial y divina, las personas crean en la Persona de aquel que nos envía y del cual somos precursores; y creyendo en Él y adorando en Él sus perfecciones todas y atributos, le reverencien, le amen y le sirvan y se hagan acreedores a formar parte de su reino en esta vida, para perpetuarlo en la otra por toda una feliz eternidad. Así sea.

(Beato Ricardo Plá Espí)