Evangelio según san Mateo 19, 312

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
-«¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?»

El les respondió:
-« ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"?
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»

Ellos insistieron:
-« ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse? »

Él les contestó:
-«Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio.»

Los discípulos le replicaron:
-«Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.»

Pero él les dijo:
-«No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga.»

¡San Maximiliano Kolbe! que, marcado por un profundo amor hacia la Inmaculada Madre de Dios, atrajiste innumerables hombres y mujeres a la santidad, intercede por nosotros para que llevemos una vida santa, para así
dar paso al Reino de Dios y su justicia.

Fiel seguidor de San Francisco, enséñanos a amar a la Virgen María, en quien encontraste la fuente de todas
las gracias, y a acercarnos siempre a su corazón de Madre, para aprender de Ella el camino de la entrega y del servicio humilde a los hermanos.
Testigo de la locura de la cruz en nuestros días, tú que ofreciste tu vida en sublime testimonio de amor, intercede ante el Padre de las misericordias para que, por medio del Espíritu Santo, haga de nosotros fieles discípulos de su Hijo amado, que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida por nosotros. Amén.