El Papa ha nombrado como obispo auxiliar de Nueva York al sacerdote originario de República Dominicana Joseph Armando Espeillat.

Así, Nueva York vuelve a tener un obispo auxiliar hispano, recuperando una tradición: de 1977 a 2014 contó con obispos auxiliares hispanos, más en concreto, españoles de Guipúzcoa, primero Francisco Garmendia (hasta 2001) y después Josu Iriondo.

Francisco Garmendia se incardinó en Nueva York en 1975, fue designado obispo auxiliar en 1977 y vicario de Asuntos Hispanos, y en 1986 vicario del sur del Bronx. Se consideraba el barrio más peligroso de la ciudad, y él sacaba a los fieles en procesión por sus calles con el Santísimo Sacramento, en viacrucis y en rezos del Rosario en el parque Crotona en mayo y octubre. Puso en marcha un servicio de apoyo legal, material y espiritual a inmigrantes hispanos, la Línea de Esperanza, que aún funciona. Era muy mariano y devoto de Fátima: su lema episcopal era "Soy todo tuyo, mi reina y mi madre, y todo lo que tengo es tuyo”. Y hablaba cada semana en un programa de radio. Falleció en 2005.

Su sucesor fue Josu Iriondo, nacido en 1938 en Legazpi, fue nombrado vicario de asuntos hispanos en Nueva York en 1997. En 2000 se hizo cargo de la parroquia de San Antonio de Padua, en el Bronx, el gran centro hispano de la ciudad. En 2001, con 63 años, era nombrado obispo auxiliar. Ofició el funeral de la cantante cubana Celia Cruz en 2003. Renunció por edad en 2014.

Y estos son los predecesores de Espeillat, que hasta ahora era precisamente el párroco de San Antonio de Padua, en el Bronx, heredero de estos predecesores.

El obispo más joven de América

Joseph Armando Espaillat es noticia por haberse convertido en el obispo más joven de Estados Unidos y del continente americano, con 45 años. Lleva 19 años de sacerdote. Se ha titulado en Filosofía, Teología e Historia de la Iglesia.

Es el obispo más joven de América, pero viene de la iglesia más antigua de América: la de  República Dominicana. 

En la prensa lo han presentado como el "sacerdote rapero", porque en los encuentros con jóvenes (hispanos y no hispanos) a menudo participa coreando temas de música rap, con sus gestos característicos. Pero para rezar usa más bien la música de alabanza y praise & worship.

Desde San Antonio de Padua ha dirigido durante años el Centro Católico Carismático Hispano (también llamado El Centro del Bronx), trabajando especialmente con jóvenes hispanos. También ha sido el director espiritual de toda la Renovación Carismática de la diócesis (diócesis con 2,8 millones de católicos).

(En este vídeo lo vemos en una noche de oración carismática joven en el centro, a partir del minuto 1:35)

Espaillat entró en el seminario a los 13 años, alimentándose de la fe intensa de su familia. Durante la pandemia de coronavirus ha querido comentar la importancia de la devoción mariana en su vocación y espiritualidad.

«Le doy las gracias a mi abuela, Andrea Espaillat, muy devota de Nuestra Señora de la Altagracia [patrona de República Dominicana], de Nuestra Señora de las Mercedes. Ella me enseñó lo que es ser hijo de María, la devoción a nuestra Santa Madre», explica en el vídeo. «Tengo en mi habitación esta imagen de Nuestra Señora de la Altagracia con la foto de mi abuela».

Una presencia que acompaña

A los 17 años, tras unos años en el seminario menor, rezaba sobre su vocación, y sintió «una presencia mariana«. «Dije: María, me entrego a ti, bajo la advocación de la Altagracia. Lo que pase, es cosa tuya, yo me entrego a ti, Madre de Dios’. Ella me llevó de la mano a su hijo Jesucristo y nunca me ha soltado».

Dudando sobre su vocación, escribió a Madre Teresa de Calcuta. Ella le envió una carta: «Mantente muy cerca a Nuestra Señora al prepararte para el sacerdocio. Especialmente cuando sea difícil, vuélvete hacia ella con confianza de niño. Te mantendrá cerca de su Hijo, como hizo por San Juan al pie de la Cruz. Reza a menudo: María, Madre de Jesús, sé una madre para mí, ahora». esa es una oración que él sigue rezando.

«¡Ahora ella es una santa y está intercediendo con María, por mí!», señala. Y en un 8 de diciembre, día de la Inmaculada, hizo su consagración a la Virgen según el método de Grignion de Monfort.

Oración en Fátima

Como su predecesor el obispo vasco Garmendia, Espeillat también tiene una conexión con Fátima . Pudo visitar su santuario en Portugal. Muy pronto de madrugada él rezaba allí, sintiéndose llamado por la Virgen. En la misa del día final en Fátima, cuando se despide la gente de la imagen con un pañuelo blanco, «yo empecé a llorar y llorar, porque me iba. Pero en ese momento la Virgen me dijo en mi corazón: ‘no vas a estar solo, voy a caminar contigo'».

Recién ordenado, le enviaron a servir a Nuestra Señora Reina de los Mártires.  ¡Era la parroquia de su abuela! Durante un año Joseph pudo celebrar misa con su abuela durante todo un año, encantada de poder ver a su nieto sacerdote. Ella murió al siguiente mes de mayo, mes de la Virgen.

«María nunca me ha soltado de la mano, ella me lleva a su hijo. Agárrense de ella, ella es la madre por excelencia», exhorta. «La primera discípula y la peregrina perfecta, que nos enseña a caminar».

(Con material del portal de noticias marianas CariFilii)