Mauro Leonardi fue ordenado sacerdote en 1988 por San Juan Pablo II en san Pedro y ejerce su ministerio en la periferia de Roma, en el Centro Elis y en la parroquia adyacente de San Giovanni Battista in Collatino.

Es autor de libros de espiritualidad y ensayos muy conocidos en Italia. Colabora con el periodico Avvenire, con las revistas Studi Cattolici y Omnes. En España ha publicado con la editorial Palabra el ensayo Como Jesus. La amistad y el don del celibato apostolico.

Ahora vuelve a publicar, siempre con Palabra, una original y sugerente Via Crucis, con el titulo: Via Crucis de María - Las estaciones del Via Crucis vistas con los ojos de María. Se presenta como un libro pequeño, pensado para el ejercicio del Via Crucis. Las estaciones son las 14 tradicionales, llevan un texto de la Sagrada Escritura tomado de los Evangelios o del profeta Isaias, y después un texto escrito con estilo poetico en el cual la Virgen María en primera persona exprime sus pensamientos, afectos y oraciones al contemplar a su Hijo en aquellas escenas. Hemos hechos algunas preguntas a ese autor sobre esta ultima publicación.

-¿Don Mauro como surgió la idea de este Vía Crucis?

-La editorial italiana Amén quedó muy satisfecha de cómo sus lectores habían recibido un Vía Crucis mío anterior a este. Se llamaba: "Vía Crucis visto con los ojos de algunos personajes del Evangelio". En aquel Vía Crucis, las meditaciones de las 14 estaciones se veían a través de los diálogos de otros tantos personajes con Jesús: el Cirineo, la Verónica, el Centurión, etcétera. Uno de los personajes, por supuesto, era la Virgen María, su Madre. Cuando los responsables de la editorial me hablaron de hacer otro intento poniendo como unica voz meditante del Via Crucis a la Virgen, no me fue difícil desarrollar lo que ya tenía en mi corazón como el encuentro más bello e íntimo, el del Hijo con la Madre, en esta Via de la Cruz.

Ya disponible el Vía Crucis con María (Palabra) de Mauro Leonardi. 

-¿Qué perspectiva tienen estas páginas, como tenemos que leerlas?

-Pueden leerse como catorce poemas, pero me gustaría que los lectores no se quedaran sólo en el plano estético: preferiría que el lenguaje bello ayudara sobre todo para rezar. Por eso los pasajes están ambientados a la manera y con las formas del Vía Crucis más tradicional.

-¿Cuánto trabajo le han llevado estas páginas?

-Francamente, no sabría decirlo. Leí en alguna parte, creo que hace muchos años, que el primer Vía Crucis lo inventó la propia Madre de Jesús. Ya han pasado los años por lo que no recuerdo exactamente cómo surgió en mí esta convicción. Pero de hecho,  me parece que siempre he estado convencido de que María pasó gran parte de las horas que pasaron entre la Pasión y Muerte y Sepultura de su Hijo y el momento de la Resurrección, desandando y reviviendo los pasos de su Hijo en la Via de la cruz. Y andando se repetía a si misma: ”Aquí cayó, aquí le socorrieron, aquí le insultaron y le volvieron a golpear, aquí me encontró". Me imagino que estaba sola porque las otras mujeres, como los discípulos, no creían aún que Jesús resucitaría y, por tanto, estaban cerradas, encerradas en su miedo y su tristeza. María, en cambio, tenía el valor y la fuerza que dan la Fe y el Amor.

`Siempre he estado convencido de que María pasó gran parte de las horas que pasaron entre la Pasión y Muerte y Sepultura de su Hijo y el momento de la Resurrección, desandando y reviviendo los pasos de su Hijo en la Via de la cruz´.

-Entonces, ¿después como se desarrolló esa Via Crucis?

-Básicamente, lo que ocurrió fue que, cuando recibí la propuesta de la editorial, ya tenía varias notas dispersas y no me resultó difícil dar al conjunto una forma definitiva. Intenté que fuera sencillo. Sencillez y belleza no son antagónicas, al contrario. Creo que Jesús, en sus parábolas, demuestra también que es un gran poeta. Algunas conversiones empiezan por sus observaciones muy profundas y muy sencillas, basta pensar por ejemplo en aquella en la que la pequeñez del grano de mostaza inicial pone de relieve la grandeza final de la planta. De ahí intenté aprender…

-¿Todo tipo de público puede leer y apreciar esa Via Crucis?

-Si! Obviamente la puede apreciar más quién conoce un poco el Evangelio, pero también se puede dar el camino inverso: golpeados por las palabras de María delante de la Pasión y Muerte de su Hijo divino, algunos podrán volver al Evangelio. Hay cuatro pasajes en las palabras de la Virgen que pueden parecer menos evidentes, pero en la breve introducción doy las claves de lectura.

-¿Nos lee un pequeño pasaje, para hacernos gustar el estilo de esos poemas?

-Solo unas palabras: en la IV Estación, Jesús encuentra su Madre, al final Maria le dice:

En el Calvario, Tú eres el Cristo, el Hijo

del Dios Vivo.

Eres mi hermosísimo bebé que juega con

sus manitas entre las sombras inciertas

de la tarde alumbrada por una candela

y por mi Amor.

Jamás como ahora has amado mi “Sí”.

Tú eres mi “Sí”.