Víctor Amela entrevista para La Contra de La Vanguardia a José Juan Galve, provincial de los mercedarios de la Provincia de Aragón (www.mercedaragon.org, en España hay otra provincia, que es la de Castilla). El Padre Galve explica con detalle el origen de los mercedarios, que cumplen 800 años, y su gran fecundidad.

Así se traza el perfil del entrevistado: "Tengo 54 años. Nací en Letux (Zaragoza) y vivo en Barcelona. Soy sacerdote, capellán de prisiones (ejercí en la cárcel Modelo) y provincial de la Provincia de Aragón de la Orden de la Merced. Soy célibe. ¿Política? Centrista. ¿Creencias? Todos somos hijos de Dios".

Amela describe la situación: "Voy a la curia de la orden de la Merced, en la plaza Castella de Barcelona, y su provincial me muestra un cuadro de Sorolla (es copia): veo cómo el padre Jofré protege a un enfermo mental en un callejón de la Valencia del siglo XV. La orden –750 religiosos en todo el mundo– redimía materialmente a presos de su cautiverio, y hoy los redime de otro modo: con afecto, les ayuda a reinsertarse en la sociedad. Primero fue orden militar, después mendicante, volcada siempre en los marginados. Ya antes de la Guerra Civil, el mercedario padre Lahoz abrió pisos-hogar para ex-presos. Sigue haciéndolo José Juan Galve y los monjes de una orden que este año celebra su 800.º aniversario".



El siervo de Dios Joan Gilabert Jofré, mercedario valenciano (13501417), protege a un enfermo mental; fundó en 1409 en Valencia el primer hospital para enfermos mentales de Occidente


- Acompaña al preso, le apoya, le escucha, le confiesa, le conforta humanamente, le ayuda en lo material y anímico, intermedia con familiares, abogados, fiscales y jueces, intercede...


- Lo he hecho en la cárcel Modelo de Barcelona muchos años, y antes en València, y hoy en un piso con chicos salidos de prisión.

Hijo de campesinos aragoneses, recibí educación porque a los diez años me ingresaron en un seminario de la orden de la Merced, cuya tradición es atender y liberar presos.


Cristianos capturados por andalusíes, moriscos, turcos, berberiscos: los vendían como esclavos o cautivos hasta cobrar rescate.

Monjes de la orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced viajaban hasta el cautivo para liberarlo, pagando.

En el año 1218.


Los mercedarios celebramos este año nuestro 800 aniversario, sí: ¡ocho siglos redimiendo a cautivos, a miles de presos! El fundador fue Pere Nolasc [Pedro Nolasco en castellano, ndReL], un mercader barcelonés que con sus bienes rescataba cautivos cristianos en la Valencia islámica.

Sí. Y una noche, acampado ante Valencia, en el monte de El Puig, la Virgen le pide fundar una orden para redimir presos.

Funda la orden de la Merced en una ceremonia en la catedral de Barcelona, en 1218, bendecida por el obispo de Barcelona y el rey de Aragón.

- Que entonces eran...
- Berenguer de Palou y Jaume I. Matar a un mercedario podía desatar una represalia militar del rey. Los mercedarios iban armados ¡y muy barbados!, imponían respeto.


Hábito blanco con cinturón y escapulario, y un escudito con las cuatro barras del rey, salvoconducto en todo el Mediterráneo.

Se jugaban la vida en cada misión. Habían jurado los tres votos habituales –pobreza, obediencia y castidad– y el voto de sangre.


- Para liberar a un cautivo, el mercedario está dispuesto a canjearse. Así liberaron a muchos, y así perecieron muchos mercedarios.

De donaciones particulares, y era un dinero sagrado: sólo lo tocaban para redimir, como decimos los monjes mercedarios.

Primero en Al Ándalus, parte islámica de la península Ibérica. Luego en Túnez, Argelia, el norte de África, el levante mediterráneo...

Sí, y por eso hay torres vigía por toda el litoral mediterráneo. Secuestraban niños y mujeres, y a caballeros ricos, si podían.

A Miguel de Cervantes fuimos a redimirlo los mercedarios y los trinitarios, a una cárcel de Argel. Y, ya redimido, luego escribió Don Quijote de la Mancha.

Algunos monjes mercedarios, según nuestros documentos, jamás regresaron después de atravesar las Puertas...

Constantinopla, en la actual Turquía: todos los monjes que se internaron más allá ¡desaparecieron para siempre!

El literato Tirso de Molina. ¡O el fundador del primer manicomio del mundo, en 1410!


El monje valenciano Joan Gilabert Jofré. De camino a la catedral se topa con dos jóvenes que apedrean a un loco. Se interpone, lo pone a salvo en su convento, vuelve a la catedral y predica que los locos no son poseídos por el demonio, sólo enfermos que cuidar.

¡Seis santos tenemos! Como san Ramón Nonato: en Portell (Segarra) su madre muere y le extraen al bebe de su vientre...

Ya monje mercedario en Argel, sin dinero para redimir, se entregará como rehén. Predicará en la cárcel, y los musulmanes le martirizarán ¡sellándole la boca con un candado! Ya liberado, llegará a cardenal... Hoy estamos buscamos sus restos, desaparecidos...


- Al estallar la guerra del 36, el cura los esconde en un muro de la ermita del Portell. Pero los mossos de esquadra vinieron a buscarlos.


La Generalitat republicana buscaba la arqueta con sus huesos, quizá por su valor artístico o material: bajo amenaza de muerte, el albañil cantó. Se llevaron los huesos y... ¡nunca más se supo! Si la Generalitat los hallase en algún olvidado almacén..., ¡nos haría el mejor regalo de 800.º aniversario!