El conde de Chanteleine, de Julio Verne, es una novela de reciente publicación en España con una historia muy peculiar: hablaba mal de la Revolución francesa, era muy pro-católica y el editor habitual de Verne no quiso publicarla en Francia. No salió como libro a las librerías francesas hasta 1994, 130 años después.

"El silencio se ha roto", escribe Pedro F. Barbadillo al contar en Libertad Digital la historia de esta novela apasionante.

La novela, explica, "apareció como independiente en 1994, 130 años después de su tímida aparición. ¿Por qué? Porque desvelaba la realidad de la revolución francesa que los republicanos, los jacobinos y los masones quieren ocultar incluso hoy: sangre, despotismo, genocidio, hambrunas y anticatolicismo".

Pedro Fernández Barbadillo, doctor en Derecho, es periodista y escritor, autor, entre otras obras, de Eternamente Franco y Lecciones de España. Explica el cruel contexto histórico en el que suceden los hechos.

La novela, de poco más de 200 páginas en la edición española, describe la sublevación campesina del oeste de Francia, sobre todo en Bretaña, por la persecución del clero católico y la imposición del reclutamiento militar obligatorio y luego el genocidio perpetrado por los republicanos, que ocurrieron entre 1793 y 1795. La guerra fue tan despiadada que la Vendée perdió casi un 15% de su población. Las brutalidades de las llamadas columnas infernales (colonnes infernales) aterraron incluso a los que se consideraban defensores de la libertad. Y aunque el Comité de Salud Pública estaba al tanto de la orgía de muerte, en vez de prohibirla, la animó", escribe.

Barbadillo recupera un testimonio real de la época, de un oficial de policía, apellidado Gannet, que describió lo que hacía el general republicano François Amey, que luego combatiría en España y que incluso tiene su nombre inscrito, con honores como si fuera un héroe, en el Arco del Triunfo de París:

"Amey hace encender los hornos y cuando están bien calientes mete en ellos a las mujeres y los niños. Le hemos hecho amonestaciones; nos ha respondido que era así como la República quería cocer su pan. Primeramente se ha condenado a este género de muerte a las mujeres bandidas, y no hemos dicho demasiado; pero hoy los gritos de esas miserables han divertido tanto a los soldados y a Turreau que han querido continuar esos placeres. Faltando las hembras de los realistas, se han dirigido a las esposas de verdaderos patriotas. Ya veintitrés, que sepamos, han sufrido este horrible suplicio y no eran culpables más que de adorar a la nación. Hemos querido interponer nuestra autoridad, los soldados nos han amenazado con la misma suerte".

Francia tardó 130 años en publicar
El Conde de Chanteleine en formato libro

 

"El protagonista de la novela es el conde Humberto de Chanteleine, uno de los jefes militares del alzamiento popular contra los jacobinos. Verne, que no ahorra las descripciones de las matanzas perpetradas por las tropas republicanas, se inspiró en un personaje verdadero, Pierre-Suzanne Lucas de La Championnière, que figuró entre los lugartenientes de François de Charette, general del Ejército Católico y Real de la Vendée. En casa de su tío Prudent, en Nantes, Verne conoció y trató a los hijos de La Championnière. Sin duda, éstos le contarían historias de las batallas y también avivarían en él los relatos de la represión revolucionaria sobre los campesinos y sus familias", escribe Barbadillo.

¿Y cómo era ese editor que no quiso publicar esta novela de Verne? "Hetzel, de familia protestante, había participado en la revolución de 1848, que sacudió toda Europa. En cuanto la Segunda República dio paso al Segundo Imperio, Hetzel se marchó a Bélgica, donde publicó panfletos contra el emperador Luis Napoleón. De regreso a su país, contribuyó a desprestigiar el régimen imperial y luego apoyó la III República, hasta su muerte en 1886. Por fortuna, el silencio se ha roto".

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