El final del año es un momento óptimo para dar gracias a Dios. ReL ha pedido a algunas personas una reflexión en este sentido, a modo de Te Deum. He aquí la del periodista Álex Navajas:



Cada segundo que pasa es una nueva prueba de que Dios sigue confiando en ti y en mí. Si vivimos la vida como un montón de muestras del amor que el Señor nos tiene, desaparecen los nubarrones que a veces cubren nuestro cielo. A cada instante tengo la ocasión de elegir entre el bien y el mal, entre lo que me forma y lo que me deforma. ¿No es apasionante esta forma de vivir a lo largo de los cerca de 31.536.000 segundos que tiene un año?
 
Y así, cerramos 2017 con muchas de esas oportunidades aprovechadas y otras, tal vez, desperdiciadas. “En mi caso es al revés”, dirá alguno, “muchas tiradas por la borda y solo unas pocas en las que he elegido bien en 2017”. Aun así, que el peso del pasado no condicione nuestras buenas elecciones del futuro. Cada instante es la oportunidad de retomar de nuevo las riendas de la propia vida.
 
Los de mentalidad pagana suelen aprovechar el inicio del año para elaborar su lista de buenos deseos. Los de mentalidad cristiana sabemos que cada instante es una ocasión de empezar de nuevo, sin necesidad de esperar al próximo año para relanzar nuevos propósitos.
 
Comienza ahora lo que, dentro de un año, querrás llevar un año haciendo, dijo alguien. Y, especialmente, ¡comienza a amar! A amar ahora, a amar mejor, a amar sin ponerle tapujos al corazón, a amar a chorros, sin excusas ni menoscabos, con corazón ensanchado y universal. ¡Qué fácil es ser libre cuando se vive en clave de amor!


Te Deum de Wolfgang Amadeus Mozart (17561791), interpretado en 2010 por la Orquesta de Cámara de la Escuela de Arte de Trencin (Eslovaquia), con la dirección de Martin Holúbek.
 
Por eso, sería necesario un solo propósito: amar más y mejor. Aparte de eso, lleva una vida más sana, adelgaza esos quilos que te sobran, termina de leer ese libro que lleva meses esperando que lo vuelvas a abrir y sal más al campo. Pero, sobre todo, ama más.
 
Amar no es sólo un esfuerzo humano. Dios es Amor, nos dice el evangelista San Juan, y nada que sea amar le es extraño. Por eso, todo acto de amor, hasta el más “ateo”, está vinculado a Dios. No se trata de que tú sólo hagas el esfuerzo de amar a esa vecina que no soportas, o a ese hermano tan picajoso, o a ese compañero de trabajo prepotente. Seguramente no lo conseguirás.
 
Se trata de que les ames con el Amor del Señor que hay en ti. Y eso no se consigue con tus pobres y limitados esfuerzos, sino dejando caer los brazos y permitiendo que Él te invada con su Amor perfecto. Sólo así es posible que salga de uno el Amor que, de otra forma, no es más que un esfuerzo humano limitado e imperfecto.
 
Feliz 2018. Que sea el año del amor en nosotros.

Álex Navajas es periodista con amplia experiencia en prensa escrita (La Razón), radio (Radio María) y televisión (Intereconomía TV). Ha sido director general de Radio María y actualmente es el director de la hospedería del Valle de los Caídos.



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