Su muerte el pasado mes supuso un verdadero acontecimiento. Chema Postigo, padre de 18 hijos, fallecía debido a un fulgurante cáncer, dejando viuda y quince hijos, pues tres de ellos ya habían fallecido. La noticia salió en numerosos medios de comunicación, en los que se leyó un auténtico testimonio de fe de su mujer Rosa Pich, como del resto de su familia. Más de 6.000 personas acudieron al funeral, donde aprovecharon para repartir 10.000 rosarios, el arma favorita de este católico y padre de familia.

Meses después de su muerte, su hermano Miguel ha realizado una semblanza de Chema, todo lo que rodeó su muerte, cómo era, lo que ha significado su vida para los que le rodearon y el bien que hizo a tanta gente con la que tuvo contacto. Lo ha hecho de una manera muy personal y lo ha publicado en el libro A mi hermano Chema, la carta que nunca llegué a escribirte, editado por Cobel. Para saber más del libro y del propio Chema, Alfonso Basallo, director de Actuall, ha hablado con Miguel y lo ha reflejado en este reportaje:

Hay cosas que no caben en cabeza humana: por ejemplo, que un cáncer de hígado se lleve a los 56 años a un padre de familia de 18 hijos (tres de los cuales habían fallecido antes), y que en el funeral, la viuda, hijos y hermanos “toquen el cielo”.


Lo cuenta Miguel, hermano de Chema Postigo, el padre de la gran familia, cuya muerte conmocionó a España el pasado mes de marzo. Y lo hace en un libro-semblanza, emocionada y emocionante, titulado A mi hermano Chema, la carta que nunca llegué a escribirte (ediciones Cobel) que se publica ahora.Se puede. Vean: “tocamos el cielo. Sí. Tocamos el cielo en el funeral. Una paz indescriptible. Un gozo que te abría los poros del alma para gritar “vale la pena vivir por y para los demás”.

“El era un año y medio mayor que yo, de los 14 hermanos yo era el que más le traté durante un tiempo” señala Miguel Postigo a Actuall.


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No es escritor, pero contar la historia de Chema “me nació del corazón”… “me despertaba por la noche y me ponía a escribir anécdotas, vivencias, recuerdos”. Miguel comenzó a escribir el libro a finales de abril y lo terminó en octubre.


“No es una biografía” advierte “sino un desahogo” y un homenaje a su Chema, un hombre muy normal, pero que no dejaba indiferente a nadie. La biografía propiamente dicha la está escribiendo un periodista y guionista, Jaume Figa i Viaello, haciendo cientos de entrevistas con quienes conocieron a Chema y recopilando documentación.

Figa es coautor, junto con el británico Tim Drake, del libro Una bella historia (la conversión de Eduardo Verástegui y las vidas que ha cambiado), sobre el famoso actor mexicano.

El libro-carta de Miguel Postigo es un recorrido por la vida de una persona que “no era un superhombre”, ni “famoso (…) no era rico ni guaperas, ni deportista de élite ni cantante de moda, ni héroe destacado en alguna hazaña social, ni diseñador afamado” Y que sin embargo logró que más de 6.000 personas asistieran a su funeral.

Chema Postigo y Rosa Pich.


Seis mil personas, 18 hijos, séptimo de 14 hermanos… significativas cifras. Constatación estadística de una vida fecunda. Numerosa en hijos, trabajo y amigos.

Como escribe Miguel: “Chema es el séptimo hijo de una familia de catorce hermanos. Padre de dieciocho hijos (los Postigo-Pich). El 23 de febrero de 2017 le diagnostican un cáncer y unos días más tarde fallece dejando tras de sí una historia maravillosa de amor y de entrega”.

Había formado un gran familia con su mujer, Rosa Pich, numerosa y feliz… aunque marcada por el sufrimiento (perdieron a tres de sus 18 hijos, entre ellos a Carmineta, la mayor con 22 años); habían recorrido medio mundo dando charlas y cursos sobre la familia y el matrimonio (“desde Rusia hasta Australia”) y quienes les conocían quedaban tocados…

Los Postigo-Pich tenían algo especial. Chema, siendo a la vez una persona tan normal, tenía algo especial. “Nadie que charlaba con él unos minutos quedaba indiferente; notaba que estaba o había estado con una persona que de verdad se había preocupado por él o ella” afirma Miguel en el libro.


Rosa, la esposa, había contado las vivencias de una familia tan grande en el libro ¿Cómo ser feliz con 1, 2, 3… hijos? (editorial Palabra)

En 2015 los Postigo-Pich recibieron el Premio Familia Numerosa Europa del Año, y decidieron donar el importe íntegro (5.000 euros) a proyectos en favor de familias numerosas. 

“La familia numerosa imprime carácter… te hace madurar y te enseña a gestionar este lío tremendo de tener y educar hijos, que no siempre es fácil” comenta Miguel, que también ha formado otra familia prolífica, con 6 hijos.

Recuerda que cuando él mismo se casó, un año antes que Chema, éste broméo con él: “el abuelo tuvo 13 hijos, papá 14, luego tú tienes que tener 15”.

Y cuando Chema contrajo matrimonio con Rosa Pich, Miguel le devolvió la pelota: “el abuelo tuvo 13, papá 14, ¡tu suegro 16!, luego tú tienes que tener 17”. Al final, Chema tuvo 18.

El sufrimiento volvió a visitar a los Postigo-Pich en el momento más inesperado, golpeando esta vez al capitán del barco. Quedan Rosa, la viuda, y 15 hijos, con edades comprendidas entre los 23 y los 7 años.

En cuestión de semanas, Chema se apagó… el cáncer de hígado le hizo sufrir pero no perdió el humor.

Chema Postigo acompañado de su mujer Rosa Pich en el hospital.


“La gente se quedaba sorprendida de que fuera capaz de no perder la alegría” señala Miguel. “¿Cómo lo conseguía? Porque veía el dolor como un regalo de Dios… era consciente de que estaba manejando diamantes”.

Cuando Chema Postigo falleció, Miguel no pudo despedirse de él.

“Me quedé con un pesar tremendo. Me dio verdadera rabia no haber escrito la carta que tuve en mente. En el velatorio, haciendo oración me vino a la cabeza la idea clara de que no era tarde para escribir esa carta”. Y ese fue el germen del libro.

Le preguntamos a Miguel si cree que verá algún día a Chema en los altares. “Yo mismo me hago a veces esa pregunta pero no soy quién para valorar si sería beatificable” responde. “No sé si era santo, pero sí sé que llevó una vida santa”.


“Lo cierto es que está muy activo en el Cielo”  añade Miguel… “ayuda a mucha gente que se encomiendan a su intercesión ante Dios, a veces con favores pequeños, cotidianos, como el alivio de unos dolores, por ejemplo”.

De hecho, Miguel Postigo escribió la Carta a su hermano no porque a Chema “le guste que hablemos de él – siempre ha “pasado” de esos temas– sino porque al hablar de él tenemos que hablar sí o sí de Dios, la familia y la amistad, que han sido sus tres pasiones”.

Y esas tres pasiones aparecen reflejada en A mi hermano Chema… , que el autor no ha concebido como un ejercicio literario, sino como una obra que va directa al corazón del lector…  “La lectura de este libro hará que nos replanteemos aspectos de nuestra propia vida”, afirma.

Si son capaces de hacerlo sin coger el kleenex pueden ustedes leer aquí las 25 primeras páginas de A mi hermano Chema, la carta que nunca llegué a escribirte.

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