Uno de los mayores descubrimientos arqueológicos de los últimos siglos en Tierra Santa tuvo lugar en 2009 cuando se encontró la ciudad de Magdala, junto al Mar de Galilea, y en ella una sinagoga original del siglo I (donde con toda probabilidad predicó Jesucristo) y una piedra con características sorprendentes. Jesús García acaba de publicar un libro, El Proyecto Magdala, basado en sus conversaciones in situ con el responsable del hallazgo, el padre Juan Solana, LC.

El website de la Fundación Tierra Santa publica una entrevista con Jesús García en torno al libro y a su presentación:

Este jueves 15 de diciembre, a las 19.30 horas, se presenta en el Hotel Miguel Ángel de Madrid (c/ Miguel Ángel, 29-31) el libro El Proyecto Magdala, del escritor y periodista Jesús García, autor de los bestsellers Medjugorje y Estamos de vuelta, ambos sobre las apariciones marianas en Medjugorje. El acto contará con la presencia e intervención del padre Juan Solana, LC, director del Proyecto Magdala.

Jesús García nos explica lo que le impresionó de las excavaciones de Magdala y los orígenes del libro.


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-Yo había estado en Tierra Santa en 2006 y entonces conocí al padre Juan, quien ya había comprado los terrenos, pero aún no había nada. Me contó el proyecto. Volví en 2013 durante mi viaje de novios y en la última noche en Tierra Santa estuvimos en Magdala y el padre Juan me propuso hacer el libro. En aquel momento las excavaciones estaban en su apogeo, pero la iglesia aún estaba construyéndose. La piedra se había descubierto en 2009.




-Cuando el padre Juan me propuso hacer el libro vi que aquello tenía mucho de arqueología, así que me dije: "Yo tengo que excavar". Y en total estuve casi dos meses cavando: volví tres veces, la primera diez días, luego catorce, luego un mes entero.


Booktráiler de El Proyecto Magdala.


-Utilizaré una palabra, pero con su significado infantil: aquello es mágico, hay magia. Cuando llegas a la sinagoga te encuentras un edificio en ruinas, sí,  pero que no ha sido remodelado, solo abandonado. Y te sientas en las bancadas de la sinagoga en la que estuvo Jesucristo a leer los Evangelios... y se convierten en tus momentos álgidos de oración en Tierra Santa.


-En general Galilea invita más a ello que Jerusalén: estás leyendo en los Evangelios sobre el mar de Galilea y lo estás viendo, y estás viendo el Monte de las Bienaventuranzas, o la antigua Via Maris, que es la misma donde hoy hay mucho tráfico y entonces pasaban las caravanas, y así te explicas la rápida difusión del mensaje de Jesucristo. Todo eso te pone en clave de oración automáticamente, te introduce en la comunicación directa con Dios.


-Hay otras sinagogas, como la de Cafarnaum, que es bizantina, y es cierto que está edificada sobre la original, pero... ¡no es la origina! En Magdala, sí. Los arqueólogos calculan que se construyó entre los años 0 y 10 después de Cristo. Se sabe que fue abandonada en el año 68.


-Nos lo cuenta Flavio Josefo: no fue destruida porque las legiones romanas, tras sitiar Magdala de camino hacia Jerusalén, dejaron tantos cadáveres que se acumularon en la orilla del mar. Los romanos temieron la epidemia y se fuero de allí hacia Jerusalén, que sí destruyeron, en el año 70.


-Es una iglesia muy especial. Entras, y aunque hay bancos e iconos como en cualquier iglesia, enseguida te das cuenta de que es un espacio diferente a cualquier otro. El altar tiene forma de barca, y en la pared, en vez de retablo, hay una cristalera enorme. Es un espacio único, original, mete el mar dentro de la Iglesia. Cuando hay una exposición y está el Santísimo en el altar, que es la barca, te das cuenta de que ese Santísimo el mismo Señor que entonces predicaba en una barca en el Mar de Galilea. El suelo sobre el que está la barca es un mármol con los colores del mar, y tras la cristalera se encuentra una piscina llena con agua del mar. De modo que hay ocasiones, bajo determinados efectos de luz, en los que la sensación visual es que el agua ha entrado en la Iglesia y la barca flota en ella.




-Es única en el mundo. No hay nadie que entre y no le dedique media hora. A rezar, o no a rezar, pero un tiempo sí es obligado estar allí y contemplarla.


-Tres hermanos, jóvenes arquitectos árabes cristianos, que habían heredado el estudio de su padre en Nazaret. Pero la idea es del padre Juan. El trabajo lo empezaron dos arquitectos italianos, padre e hijo, pero el  hijo falleció y el padre no pudo seguir. Había ofertas de los mejores estudios del mundo, porque para cualquier arquitecto es muy goloso hacer una iglesia en Magdala, pero el padre Juan optó por lo más sencillo: unos cristianos locales que tenían conocimiento del lugar y familiaridad con las piedras y los colores que le han dado forma.


-En Tierra Santa las peregrinaciones llevan mucho tiempo diseñadas, así que cuando surge un destino nuevo, cuesta adaptarse. Costó darlo a conocer y que la gente se acercara. Pero en los últimos dos o tres años el volumen de peregrinos aumenta de un mes a otro. Ahora acuden allí entre 200 y 300 peregrinos diarios. Eso sólo de cristianos, porque además van hasta allá un buen número de judíos. Para ellos la sinagoga es un tesoro.


-El padre Juan me decía que la sinagoga y la piedra de Magdala constituían el descubrimiento arqueológico más importante en Tierra Santa en los últimos trescientos años. Yo pensé que exageraba, pero si hablas con los arqueólogos judíos y musulmanes que trabajan allí, piensan lo mismo.




-Se exprimen el cerebro para explicarla. Está llena de referencias al Templo de Jerusalén, es una reproducción del Templo de Jerusalén, pero ¿por qué a 160 km de Jerusalén? Yahveh solo estaba en el Templo de Jerusalén, no en las sinagogas, que eran más bien lugares de reunión. Sin embargo, la comunidad que acudía a esa sinagoga, en el siglo I, había cambiado esa mentalidad de que Yahveh solo estaba presente en el Templo de Jerusalén. Y entonces te acuerdas de lo que dijo Jesucristo: "Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18, 20). ¡Esa comunidad ya era cristiana! En ese lugar el impacto del Señor fue tan enorme que cambió su concepción del templo. La piedra de Magdala es el eslabón perdido entre los judíos y los cristianos.