Además de sus responsabilidades pastorales, especialmente la de estar al frente del prestigioso Colegio Highlands El Encinar de Madrid, el padre José García Sentandreu, LC ha escrito libros sobre educación de los jóvenes (Adolescentes. Pocas ideas y claras y Adolescentes. Qué hacemos con ellos), armonizando así reflexión y acción, teoría y experiencia.

Ahora, este sacerdote incursion en la poesía, la espiritual, una aventura intelectual, reflexiva y mística que ha plasmado en una nueva publicación, La nave asaltada. Poesía y prosa para el alma (Ed. De Buena Tinta), consciente de que -como dice- el "Espíritu lo tiene más fácil con la poesía para sugerir a cada uno lo que más le conviene". 

Sobre ello conversa ampliamente con ReL.


-Sin duda. El alma, el mundo, necesitan de la belleza, del esplendor de la verdad, y la poesía es una de las expresiones de esa belleza tan anhelada. Y nada tan humano, y yo diría tan divino, como la palabra (la Palabra). La poesía aúna perfectamente la necesidad que tiene el hombre de palabra y de belleza. Y la necesidad de que nos sean dadas de forma sugestiva y abierta: la poesía no limita, como tantas otras expresiones, y por eso es más fácilmente apropiable a la propia experiencia íntima. El problema es que exige más esfuerzo y paciencia…
 

-¿Qué son los Salmos? ¿No son la expresión de la oración “oficial” de la Iglesia? Es lógico que en una sociedad donde pierde fuerza la oración, pierda también fuerza la poesía espiritual. El activismo y la inmediatez son enemigos de la poesía porque son enemigos del alma. Aun en personas que se dicen religiosas. El arrinconamiento de la poesía en general, y más de la poesía religiosa, es a la vez consecuencia y causa de la pobreza intelectual y religiosa que estamos viviendo. Es verdad que hay otros tipos de “poesía” hoy en día, más visuales, no despreciables. Pero la palabra…
 



-La Encarnación es un evento histórico y meta-histórico a la vez. Consciente o inconscientemente se ha “metido” en la naturaleza y el devenir histórico concreto. Ya nada es igual. La razón humana está asaltada por ese evento teológico y, lo quiera o no, le es necesario. Y como evento histórico es ante todo experiencial. Se hace teología (como ya sabemos), ante todo, de rodillas. Experiencia sacramental…
 

-En absoluto si hablamos de estudios teológicos. Si usted me habla de poesía católica, yo le tendría que decir que lo único que hace falta es conocer bien el Catecismo y dejar correr el alma. Es verdad que la poesía se escribe en un contexto personal, y uno trata de sintetizar (una de mis obsesiones inconscientes) y de presentar de forma atrayente esa experiencia. Si has estudiado filosofía y teología por años, es lógico que tu poesía refleje eso.
 

-Pues como ya he comentado, la poesía es abierta, como el alma humana. Podría decirse que es más relacional que otras expresiones humanas. Es más fácil que te la puedas apropiar. Aunque, insisto, implica una disposición previa: la reflexión y la paciencia, el gusto de volver a “lo mismo” para darte cuenta de que ya no es lo mismo, que hay niveles de comprensión y que seguramente tú aún no has alcanzado el último. Y que tú puedes aportar una comprensión que ni el mismo autor tenía presente. Vamos, que el Espíritu lo tiene más fácil con la poesía para sugerir a cada uno lo que más le conviene.
 



-Eso le pregunto a Dios muchas veces. Dónde nos hemos equivocado. Dónde nos hemos empezado a torcer… Es evidente que somos hijos de nuestro tiempo y que estamos contextualizados en nuestras reflexiones y experiencias. No se trata de renegar de lo que nos toca, tampoco de no gustar del amor de Dios que se nos sigue manifestando en tantas maravillas de nuestro tiempo, pero creo que es justo el deseo de decir: ¡Venga tu Reino! cuando ves tanta injusticia, tanta miseria, tanto dolor.
 

-Pues yo aquí lo veo de forma positiva, como los Padres de la Iglesia: la divinización en Cristo… Ese es el ideal del ser creados a imagen y semejanza de Dios… Hemos probado ya esa divinización en Cristo (una vida y una sociedad basada más en la gracia divina). Por eso la anhelamos. El problema es que nos hemos ido olvidado poco a poco, en la historia moderna, de ese Cristo que nos diviniza. El problema no es la divinización en sí del hombre, sino en el cómo estamos queriendo alcanzarla.
 

-Pues no sabría decirle. Más que en mi condición de poeta (principiante) yo diría que afecta a mi poesía en cuanto espiritual. Mi configuración con Cristo supongo que se desborda en algo, al menos, de lo que escribo o trato de expresar. Aunque como hombre hay mucho meramente humano…
 

-Pues eso depende de la actitud y disposición de la propia alma que escribe o lee. Como tantas cosas prosaicas de la vida que pueden propiciar oraciones maravillosas. Cuánto más la poesía tomada como oportunidad para dialogar con Dios.
 

-Pues un punto de referencia histórico y, yo creo, personal de quien se lanza a la poesía espiritual. Quien lee los Salmos con fruición, quien reza con ellos, no puede no tener luego cierta vena poética. Lo mismo que se dice de la música, que quien canta… Podría decirse también de quien trata de expresar su oración de forma poética.
 

-Algún día en el cielo lo experimentaremos. Todo el Ser, la Verdad, el Bien y la Belleza en una Palabra, donde se recapitulará todo lo creado con una armonía incansable.
 

-También la palabra humana es limitada. Y así muchas veces lo experimenta quien trata de plasmar una experiencia, y más si es una experiencia espiritual. Por lógica debemos reconocer que la poesía que toca lo más profundo de la verdad del hombre (esa divinización en Cristo) es la poesía más alta. Pero no olvidemos que una cosa es el contenido y otra cosa la forma, una cosa es la pericia humana y otra la inspiración divina. Por eso mejor nos quedamos con los místicos de verdad…