La Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) ha apoyado a muchos deportistas, sobre todo en su preparación para los Juegos Olímpicos. Muchos de los deportistas que estudian en esta universidad son cristianos.

Recientemente publicábamos en ReL el testimonio de Ruth Beitia, primera española que ha ganado una medalla de oro olímpica en atletismo: declaró a los medios que es católica y que nunca se olvida de rezar.

Lo explica con detalle José Calderero en Alfa y Omega:


La UCAM, que tiene unos 17.000 estudiantes, es conocida como la universidad del deporte. En sus aulas, físicas o virtuales (la universidad ofrece la opción de estudiar vía internet), estudian deportistas de la talla de Mireia Belmonte, que ha obtenido una medalla de oro y otra de bronce en los Juegos de Río; Joel González, medalla de bronce en Río; Artemi Gavezou, medalla de plata en Río; el lanzador de martillo Javier Cienfuegos, o la kitesurfista Gisela Pulido.

La lista es interminable. Entre todos han obtenido 114 medallas (72 oros, 24 platas y 18 bronces) en competiciones de máximo nivel, elevando a la UCAM al primer puesto en el medallero nacional. A nivel mundial solo les supera la universidad americana de Stanford. De las 17 medallas que España consiguió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, once fueron obtenidas por deportistas de la UCAM.


Los resultados cosechados son el fruto de la apuesta de la universidad por apoyar el deporte, desde el amateur hasta el olímpico, algo que la UCAM hace porque "la actividad deportiva es un instrumento de paz. Une religiones, lenguas, familias, personas de toda índole", explica José Luis Mendoza, presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.

Sólo este año la universidad ha destinado más de dos millones de euros para ayudar a los deportistas. En colaboración con el Comité Olímpico Español, la UCAM "no sólo paga la beca académica, sino que aportamos dinero al deportista", explica Mendoza, uno de los grandes mecenas del deporte español.


Carolina Marín recibirá una beca para cursar a distancia sus estudios de fisioterapia, sumándose de este modo al proyecto de la UCAM para deportistas de élite, como el patinador sobre hielo Javier Fernández.


La única condición para que un deportista reciba la ayuda económica de la UCAM, según su presidente, "es que estudie en la universidad". Para ello, "hacemos un gran esfuerzo, tanto la universidad como el profesorado". Los atletas pueden estudiar de forma presencial, semipresencial u on line. "Nos amoldamos a ellos. Cada deportista cuenta con un tutor personal que configura el calendario académico del deportista en función de las competiciones, los entrenamientos, las concentraciones…", añade.

De esta forma, desde la universidad "se apoya al deportista en su carrera deportiva" y"se le da una formación académica para que tenga un futuro cuando se retire" de los estadios.


Como universidad católica, la UCAM también forma a sus alumnos desde el humanismo cristiano, pero "respetando siempre la libertad de todos los alumnos. De hecho, estudian con nosotros personas de otras religiones e incluso ateos", explica Luis Emilio Pascual, capellán mayor de la universidad.

Esta formación se hace presente en tres ámbitos. La diaconía del servicio: "La universidad cuenta con el Instituto de Caridad y Voluntariado Juan Pablo II", cuenta el sacerdote; el ámbito de la doctrina: "Todos los alumnos cursan durante los tres primeros años un módulo de Educación Integral, que incluye asignaturas como Teología y Ética, Sacramentos, Fe y Moral o Bioética"; y la parte litúrgica: "Se celebran los sacramentos. Por ejemplo, todos los días a las 12 celebramos la Eucaristía. Ahora en octubre voy a celebrar el matrimonio de dos parejas de ex alumnos. Y luego estamos a disposición de todo el personal, tanto en el despacho como en el confesionario".

Se han producido no pocos frutos pastorales. Al principio de curso se informa a todos los alumnos de la posibilidad de recibir el sacramento de la Confirmación. "Confirmamos a una media de 35 estudiantes por curso", afirma el capellán. Precisamente en la tanda de 2015 estuvo la nadadora Mireia Belmonte, que estudia el grado de Publicidad y Relaciones Públicas. Su padrino fue el propio presidente de la universidad. "Un día se me acercó y me dijo que quería hacer la Confirmación. Que ella era una persona de fe pero que no estaba confirmada", explica Mendoza.



"Entonces me puse en contacto con el capellán, le expliqué la situación y le dije que hablara con Mireia". A la nadadora olímpica la fe le viene "desde pequeña, en casa. Estudió en un colegio de religiosas", en Badalona, cuenta Luis Emilio Pascual. Mireia ha mantenido la fe a lo largo de los años y se ha aferrado a ella en los momentos más importantes de su vida. "Justo antes de partir hacia Río me mandó un mensaje diciéndome: “Estamos aquí varios deportistas juntos. Dios nos ayudará. Y que todo vaya bien”. Yo le contesté: “Dios y vuestro esfuerzo”.