"Hagamos ahora el elogio de los hombres ilustres, hagamos una reseña de nuestros antepasados" (Es un mandato de la Biblia, que podemos leer en Sirácida o Eclesiástico 44,1). A eso se ha dedicado el periodista y sacerdote dominico José Antonio Martínez Puche con "El Año Dominicano: 800 años de santidad en la Orden de Predicadores" (Edibesa).

Es una obra monumental de 1.400 páginas a color y encuadernación cartoné que realmente hace una reseña de hombres y mujeres ilustres de la familia dominica: 83 santos, 287 beatos, 25 venerables y 119 siervos de Dios. Son más de 500 historias de vidas entregadas a Dios entre 1220 (Beato Reginaldo de Orleáns) y 1996 (el obispo mártir dominico de Orán Pierre Claverie). Al autor le han ayudado medio centenar de dominicos, dominicas y algunos obispos y sacerdotes. Cuenta con detalle a ReL cómo se ha embarcado en este ambicioso servicio. 


 

- No fue una ocurrencia de anteayer por la tarde. Vengo dándole vueltas al tema desde que en 2001 dirigí la publicación del “Nuevo Año Cristiano”, obra en 12 volúmenes, que va por la 5ª y 6ª edición. Me di cuenta de la abundancia de santos y beatos dominicos y surgió la idea de una publicación que solo ofreciera las biografías de dominicas y dominicos.
 

- Hay también obispos, como Yanes y Búa, y algún sacerdote diocesano. En cuanto a dominicos y dominicas, ya había invitado a varios y colaboraron en 2001 en el “Nuevo Año Cristiano”. Pero quedaba mucho por hacer para estar al día. Mi connovicio fray Miguel Ángel Requena, desde su Colegio de Valencia, me avisó de que estaba realizando nuevas biografías: aprovechaba sus pocos ratos libres para ir completando la larga lista de beatos y venerables. Súbitamente murió en diciembre de 2005.

»Gracias a la pericia y paciencia de fray José Luis Sierra, se pudo rescatar de su ordenador la gran cantidad de biografías dominicanas de Miguel Ángel: de hecho es el mayor colaborador. En cuanto al número de biografías, le sigue fray Aristónico Montero, a quien encargué la redacción de biografías especialmente de los numerosos beatos y beatas italianos, durante los meses que estuvo de capellán de las dominicas de Santorini, en Grecia, en el año 2004. 

»Luego llegó “nuestra era de los mártires”, en Extremo Oriente y en la España de 1936: en este campo, conté especialmente con fray José Barrado y fray Vicente Forcada. Hay dominicas y dominicos que ofrecen biografías excelentes, auténticos especialistas.

»Con lo que tenía en “El Nuevo Año Cristiano”, más lo que aportaron Miguel Ángel y Aristónico, en 2006 reuní unos 400 personajes, con los primeros mártires españoles del 36 ya beatificados entonces. Era núcleo inicial de la obra.

»Mi objetivo, hace ya diez años, era poder ofrecer a la Orden y a la Iglesia un completo y actualizado Año Dominicano  precisamente en este Año del Jubileo 800 años de la fundación de la Orden. Era consciente de lo mucho que faltaba. En 2012 me encargaron la dirección espiritual del Seminario Misionero Internacional de Abidjan (Costa de Marfil), con diversas evangelizaciones entre los pobres, hasta diciembre de 2015: fueron los cuatro cursos en los que di los últimos toques y la plena actualización de El Año Dominicano, a pesar de las circunstancias.
 

- No. En francés se publicó en el siglo XVII una obra monumental, Anné Dominicaine, de casi una veintena de volúmenes de gran formato. En la lengua española, en 1920 fray Paulino Álvarez publicó, en cuatro volúmenes su Santos, beatos y venerables de la Orden de Predicadores. Y hay alguna otra de menor alcance. Pero estas obras, que han llenado los últimos siglos, han quedado muy incompletas  –porque bastantes de los santos y beatos dominicos ni habían nacido cuando se escribieron– y porque sus criterios, estilo y lenguaje nos resultan extraños. Para nuestro 8º Centenario de la Orden (1216-2016) era necesario un Año Cristiano completamente al día.
 

- Todo es mejorable. Pero, en términos generales, yo diría que sí. Creo recordar que dije en la Presentación que es una obra única en su género, por su actualidad que abarca a todos los santos, beatos, venerables y siervos de Dios dominicos, desde el beato Reginaldo de Orleans (que murió en vida de Santo Domingo, 1220), hasta Pierre Claverie, obispo dominico de Orán, que sufrió el martirio el 1 de agosto de 1996. Puedo decir que “son todos los que están y están todos los que son”: el medio millar de los mejores hijos de Santo Domingo, los 83 santos canonizados, 287 beatificados, y los que están oficialmente en proceso de canonización. Todo esto, gracias a la ininterrumpida colaboración de la Postulación General de la Orden, que hasta diciembre de 2015 dirigía mi condiscípulo fray Vito T. Gómez García.
 

-Me ha sorprendido cuando al componer los índices he observado la gran proporción de españoles.  Como decía antes, la gran mayoría de beatos y beatas, hasta los años ochenta del siglo pasado, eran italianos. El núcleo de santos clásicos dominicos, hasta la época de San Juan Pablo II, eran 18. Entre ellos, los santos canonizados españoles: Domingo de Guzmán, Raimundo de Peñafort, Vicente Ferrer y Luis Bertrán. San Francisco Coll fue beatificado y canonizado por San Juan Pablo II. Hoy son 83   -28 de ellos españoles- gracias sobre todo a los santos mártires en China, Vietnam, Japón y Filipinas, en su mayor parte misioneros españoles.

»De los 105 beatos clásicos de la Orden, se ha pasado en los últimos treinta años a 287, de los que son españoles 114, principalmente mártires de la persecución religiosa en la España de 1936. Hoy puede afirmarse que España es la nación que más ha contribuido a la historia de la santidad en la Orden que fundó Santo Domingo.


Vídeo del acto de presentación de El Año Dominicano: 800 años de santidad en la Orden de Predicadores.
 

- La Orden Dominicana, compuesta de frailes, monjas de clausura, hermanas de diversos apostolados y servicios, y laicos, abarca un abanico completo de situaciones vitales, y de todas ellas hay santos canonizados o en vías de canonización.

»Hay una biografía que me emocionó cuando la leí por primera vez y sigue emocionándome cada vez que la leo: es la del obispo mártir San Valentín de Berrio-Ochoa. El carácter del joven cura diocesano que decide dejar la diócesis para tomar el hábito de la Orden e irse a las misiones de Oriente -“voy a hacerme santo para que tenga uno Vizcaya”- queda perfectamente reflejado en la vibrante biografía que escribió D. Anastasio Olabarría, para el 4 de julio.

»Luego están las completamente distantes: por ejemplo, entre el gran sabio Tomás de Aquino y su Maestro Alberto Magno, teólogos en Europa, y los dos Hermanos cooperadores Martín de Porres y Juan Macías, que se santificaron en Lima en los menesteres más humildes del convento.

»O la fidelidad absoluta a Dios, en una vida de continua unión con Cristo, como la de Catalina de Siena o de Rosa de Lima, frente a los altibajos de la vida del Beato Antonio Neyrot: preso de los musulmanes en las mazmorras de Túnez, renegó de su fe para librarse de aquel infierno, pero cayó en una situación más infernal, de la que salió anunciando por las calles de Túnez que Mahoma era un falso profeta y que Cristo era Dios, Verdad y Vida, lo que le costó el martirio en la plaza pública.

»O entre la Sierva de Dios Isabel Leseur, esposa de un librepensador y anticristiano que le amargó la vida e ingresó en la Orden al quedar viudo y leer el diario de Isabel, y el joven Pedro Jorge Frassati, intrépido apóstol seglar incluso en el mundo de la política, que tanto han ponderado, especialmente en las Jornadas Mundiales de la Juventud, los tres últimos Papas.

»Es una gran variedad de temperamentos, orígenes, razas y lenguas, situaciones vitales… unidos por el carisma de Santo Domingo de Guzmán.
 
 
- Es un libro edificante y válido para cualquier lector, pertenezca o no a la Orden de Predicadores en sus distintas formalidades. Todos pueden encontrar en este libro el ejemplo de un hombre o una mujer, joven o mayor, que –ciertamente siguiendo los pasos de Domingo de Guzmán– encarnó en su tiempo, y el lector puede encarnarlo en el nuestro, el seguimiento de la llamada de Jesús a todos: el que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga (Mateo 16,24). Eso es común a todos los santos de la Iglesia: los que fueron, los que son y los que quieran ser.

Martínez Puche trabajó 18 años en Televisión Española en programas como 'Pueblo de Dios', 'Últimas Preguntas' y 'Testimonio'. También trabajó en radio y fue redactor jefe de la revista Vida Nueva. Recientemente fue, durante unos años, director espiritual de seminaristas dominicos de 12 países distintos en Costa de Marfil... donde vivió un asalto a mano armada que recogimos aquí.

El Año Dominicano: 800 años de santidad en la Orden de Predicadores es una obra monumental de 1.400 páginas y 500 biografías edificantes, por 75 euros en Edibesa.com