El reconocido cantante católico de origen nicaragüense, Tony Meléndez (www.tonymelendez.com), ofrecerá un concierto en Perú el próximo sábado 30 de abril.

Meléndez, que carece de ambos brazos y que se hizo conocido cuando cantó para San Juan Pablo II en Los Ángeles en 1987, tocará en la explanada del Estadio Monumental, junto con el grupo colombiano Estación Cero y el cantante peruano Miguel Quiñones.

Las entradas ya se pueden adquirir en Teleticket.

Desde Nueva York, el artista y motivador, dijo al respecto que “en Lima tendremos un concierto muy lindo. Quiero pasar un tiempo juntos, quiero que se oiga mi música, pero también que me conozcan como persona. Voy al Perú con mi guitarra y con mi corazón, a cantar y a abrazar a todos”.


Meléndez recuerda que su encuentro con Juan Pablo II en Estados Unidos fue clave en su vida: “ese día el corazón se me salía del pecho, tenía lágrimas en mis ojos. Ese momento me cambió todo. Nunca pensé que iba a hacer lo que estoy haciendo ahora (cantar y ayudar a otros con su impactante historia de vida). Tengo 54 años y mi fe continúa fuerte”, dijo.

Desde entonces Tony ha llevado un mensaje de amor, esperanza y fe a más de 40 países.

La vida de Tony no ha sido sencilla y él confiesa que en algún momento estuvo a punto de perder la fe.

“A 19 años me estaba perdiendo en el mundo del alcohol, pero me dije: yo no quiero eso. En ese momento, un retiro me tocó profundamente. Eso me ayudó a salir de ese camino, me llevó por uno honesto. La vida no es fácil, pero si hay una vida mejor, búsquenla”, alienta el músico.


El artista que toca la guitarra con los pies comparte también que desde hace años colabora con la Jornada Mundial de la Juventud, que este año se desarrollará en Cracovia, Polonia, del 26 al 31 de julio.

He participado en las últimas 11 jornadas. Esta vez iré con 50 jóvenes que quieren estar en peregrinación, este año se estima que participarán al menos tres millones de jóvenes. Allí estaremos con el Papa Francisco”, comenta.

“Con la música podemos tocar corazones. Es parte del amor que Dios quiere darnos… Hay mucho que hacer, si quieres hacerlo”, concluye.