Llamadles, si queréis, presidentes. Pero ellos no miran la clasificación. Y no porque su objetivo no sea alto, sino porque miran más arriba. Esto sucede cuando los que dirigen una sociedad deportiva son hombres o mujeres con sotana o hábito. Personas que han decidido bajar al terreno de juego en nombre del verdadero propietario, el celestial, y que no tienen ninguna intención de dejarse coger en fuera de juego: la convocatoria [(con)vocación, diríamos] más importante de su vida es ésta. Pero han elegido el ámbito del deporte para sembrar la buena nueva.

Del norte al sur de Italia, y con un ecumenismo que abarca deportes diferentes, cada vez son más los que han decidido exportar el modelo ganador del Oratorio también en el ámbito de un verdadero campeonato federal. Con resultados clamorosos. Ya no es una novedad el Agil-Igor Gorgonzola Volley de Novara, equipo de voleibol femenino famoso desde hace años. Un equipo profesional en toda regla cuya cabeza es una “rematadora” sui generis: Sor Giovanna Saporiti, más conocida como “la presidente”.


Sor Giovanna celebrando un triunfo con las chicas del Agil.

Su vice es Sor Monica Loro, otra religiosa de las Ministras de la Caridad de San Vicente de Paúl, la orden protagonista de este desafío lanzado en el lejano 1983 en Trecate. De los torneos oratorianos a la tercera división, hasta la increíble escalada a la Serie A1 con la conquista de la Copa Italia y del primer trofeo internacional: la Copa Cev. Un milagro deportivo incluido en el acrónimo de bautismo de este equipo: Agil (Amistad, Gioia [Alegría], Impegno [Compromiso], Lealtad).


Si bajamos de categoría y cambiamos de deporte, en el mundo amateur la fe y la pasión no disminuyen. El volcánico presidente del Asd Bottegone Basket (esponsorizado por daValentina’s Camicette) inscrito en el campeonato nacional de Serie B2 de baloncesto, es don Piergiorgio Baronti. «Hace unos años no tenía ni idea de lo que era el baloncesto -explica este sacerdote de 73 años y párroco de Bottegone (Pistoia)-. Prestaba mi ayuda en una comunidad para la recuperación de toxicodependientes y los chicos me pidieron que les acompañara a ver un partido de baloncesto en Pistoia. Me encantó este deporte. Me convertí en gran amigo de los directivos del Giorgio Tesi Group, hasta que llegó la loca propuesta: “¿Te animas a crear un equipo?”. Era una locura, pero en la iglesia tenía a muchos apasionados del baloncesto. Acepté».


El equipo, al completo. Don Piergiorgio Baronti es el segundo por la izquierda, apoyado sobre la mesa.

Corría el año 2000. Desde entonces, una escalada continua desde la Primera División Regional hasta llegar a la Serie B. Hoy Bottegone, con apenas 3.600 habitantes y anejo al municipio de Pistoia, es la nueva "parroquia" del basket nacional: «Una subida increíble -cuenta entusiasmado don Baronti-; durante años nuestro palacio de deportes fue el gimnasio de un colegio, un aula de 99 plazas… Ahora jugamos en el Pala-Carrara».

Los que antes eran los chicos de la catequesis ahora son jugadores y directivos: «Los he visto crecer a todos, desde el bautismo hasta el matrimonio. Actualmente tenemos más de 130 chicos, desde el minibasket a las series mayores. Soy un hincha, pero tengo que estar atento. Admito que a veces exagero con los árbitros y no quiero escandalizar a los más pequeños. Mi compromiso con el baloncesto es una misión, pero nunca he antepuesto un partido a la misa. Al contrario, insisto en promover las celebraciones más importantes del año litúrgico en el Pala-Carrara, como la Pascua con el obispo y los deportistas. Intento establecer un vínculo con los jóvenes a través del baloncesto, también con los que después se alejan de la Iglesia. Tienen que saber que siempre pueden contar conmigo».


Una meta más alta es también la que propone don Andrea Bonsignori, director de la Escuela del Cotolengo en Turín y hasta hace unos años jugador del Drola Rugby, el club fundado en 2011 con los reclusos de la cárcel "delle Vallette", primer ejemplo a nivel nacional de equipo formado sólo por presidiarios y regularmente inscrito en un campeonato Fir (Serie C piemontesa).


Andrea Bonsignori (segundo por la derecha), con tres miembros de su equipo.

No hay que maravillarse: este deporte brusco pero noble, que forja en el sacrificio de la humildad, ha tenido también "pilares" espirituales: los jesuitas, fundadores de numerosos y célebres equipos como el Petrarca Padova, han considerado siempre el rugby como una metáfora genial de los Ejercicios de San Ignacio.


Es obvio que en el mundo dorado del futbol es más difícil emerger. Pero el Apos Calcio Stradella no se pone límites: en el arco de tres años ha pasado de la tercera a la primera división. Su presidente es don Cristiano Orezzi, de 32 años, que ha recogido el mandato del llorado predecesor don Ermanno Ariata, mentor de la Asociación Polideportiva Oratorio Stradella (Apos), fundada en 1959 y hoy cantera futbolística del Oltrepò oriental con 350 miembros.


Don Cristiano Orezzi, continuador de la obra de Don Ermanno Ariata.

«El valor educativo del deporte es enorme -dice don Orezzi-, enseña a ponerse en juego y a tener necesidad del otro para crecer. Tanto en un equipo importante como en el oratorio, la misión es la misma: formación y diversión. El campeonato es un reclamo mayor para los chicos y para nosotros es una ocasión preciosa para estar con ellos».


A más de mil kilómetros al sur de Stradella, el de Gaudioso Mercuri es de verdad un ministerio feliz [gaudio en latín significa felicidad]. Valiente sacerdote de 28 años y natural de Calabria, ha bajado al terreno de juego para dar un pelotazo a la mala vida y al malestar juvenil. Don Mercuri es actualmente presidente y fundador del Asd Saint Michel, equipo de Gioia Tauro que desde hace pocos meses ilumina la tercera división: «Desgraciadamente nuestra zona está infectada con la ’ndrangheta (organización criminal de Italia cuya zona de actuación predominante es Calabria, ndt) y la corrupción. Ya no podía soportar ver a los chicos en paro y resignados en medio de la calle. Y el futbol es un óptimo vehículo para educar en la legalidad y el respeto de las normas. Sesenta jóvenes me han seguido inmediatamente. Y para un proyecto que va más allá: nuestro objetivo es crear una cooperativa que les proporcione un trabajo».


Don Gaudioso con parte de su formación.

Por ahora no ha recibido ninguna intimidación, pero el presidente advierte: «Hay que esperarlas. Estamos preparados para todo. No es casualidad que el nombre y el símbolo recuerden a San Miguel: es el soldado de Dios que vence al mal. Y desgraciadamente es también un santo impropiamente usado por la mafia. Por esto tiene para nosotros más valor aún».



También en este caso el único patrimonio que hay que gestionar es el humano: «No estoy solo. Me ayudan otros voluntarios: tenemos dos psicólogas deportivas, una educadora y un grupo de médicos. Trabajamos juntos, jugadores y "directivos": nuestro lema es Unitas victoria est. A la victoria se llega sólo con la unidad. La inscripción en el campeonato quiere ser una señal poderosa: la tercera división aquí es el reino de la inmoralidad y hacer de árbitro es verdaderamente difícil. Pero ahora veo que cuando jugamos nosotros también ellos están más tranquilos».

No hay peligro de entusiasmarse demasiado y olvidar lo esencial: «Soy director del Centro diocesano de vocaciones de Oppido Mamertina-Palmi: a través del futbol quiero hacer conocer el Evangelio a todos, también a los que no entran nunca en la iglesia. Al terreno de juego se llega después de un camino de fe. Yo soy el padre espiritual, ellos participan mensualmente en encuentros y catequesis. Antes de que empiece un partido rezamos todos juntos el Ave María. Me conmuevo pensando en un chico que viene de una familia desestructurada y con un pasado de violencia. Algunos pensaban que era un riesgo aceptarlo en el equipo. Pero lo único que necesitaba es que se confiara en él e indicarle el camino. El equipo se ha convertido en su familia. Y hoy es nuestro bomber».

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Avvenire.
Traducción de Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares.