James MacMillan es uno de los grandes directores y compositores de la actualidad. Reconocido mundialmente por su trabajo, en su tierra, Escocia, no siempre es visto con buenos ojos. Su fe y su defensa a ultranza del catolicismo en la vida pública le han granjeado muchos enemigos pero él sigue firme como una roca, motivo por el cual ha sido elegido católico del año por la revista Catholic Herald.
 
Pero MacMillan no siempre ha sido así. De joven, cuando comenzaba su carrera musical era un comprometido miembro de la extrema izquierda y se sentía a gusto cuando le calificaban de “rojo”.

Ahora en su faceta artística, gracias a la cual ha recibido el título de caballero, expande el mensaje de Dios y la belleza que surge de él introduciendo en el difícil mundo de la cultura el mensaje de Dios y en la música la recuperación de lo sagrado.
Catholic Herald afirma que ha elegido a MacMillan como personaje del año por haberse convertido en un pilar fundamental del catolicismo británico y por su lucha en el ámbito cultural para defender la fe en todos los ámbitos, especialmente el catolicismo en Escocia, habitualmente vejado por los nacionalistas y el poder político.
 
Recientemente, el compositor y director decía al Daily Mail que durante décadas el establishment británico ha utilizado el multiculturalismo para acabar con los cristianos destacando que demasiadas personas “han invertido toda su vida intentando diluir el cristianismo”.

“Vivimos en una sociedad plural pero nuestra civilización ha sido moldeada por los valores y la cultura judeo-cristiana”, dejaba claro al tabloide británico.
 
Una parte de la prensa británica también ha arremetido contra él después de que el mejor compositor británico del momento arremetiera duramente contra ella por sus ataques a Benedicto XVI. Y es que el Papa emérito es su héroe y referencia espiritual.
 
Para la visita que el Papa alemán realizó a Gran Bretaña en 2010, Macmillan compuso orgulloso para él ‘Tu es Petrus’, y que sonó cuando Benedicto XVI entraba a la nave central de la catedral de Westminster.


Entre sus aportaciones al catolicismo, MacMillan pretende recuperar la importancia de la música sacra en la Iglesia e impregnarla de la trascendencia y de la belleza. Él se basa para ello en el pensamiento de Ratzinger y cuyo objetivo con ello es promover la nueva evangelización de la que hablaba san Juan Pablo II.

Así, en una entrevista el músico británico decía que “lo bello, lo verdadero y lo bueno son los valores fundamentales que han sido reconocidos desde la antigüedad como las cualidades intrínsecas de los que derivan todos los valores”.
 
Pero se  mostraba un poco triste de cómo la Iglesia ha descuidado esto en las últimas décadas. “La belleza ha sido descuidada, ¿cuándo fue la última vez que escuché un sermón predicado al respecto?”, se preguntaba. Insistía diciendo que “la belleza está en el corazón de nuestra fe cristiana. Debe ser de suma importancia para nosotros y tiene que ser atendida.

Para recuperar esa esencia está colaborando para hacer una renovación de la música litúrgica que pase por volver a la tradición, pues considera que en la música de las misas populares se ha perdido esta belleza que tanto defiende.

Por otro lado, este compositor de moda se ha empeñado en evangelizar a través de sus obras y ha cosechado grandes éxitos con sus composiciones sobre la Pasión de Cristo, tanto desde San Lucas como desde San Juan.

Además, MacMillan ha sido el encargado para preparar una obra dedicada a la Virgen de Fátima y que se estrenará en 2017 para el centenario de las apariciones y en la que estará el Papa Francisco, motivo de gozo para el británico, que se siente honrado y orgulloso de poder alabar a su Madre.