Camino ya de su novena edición, el libro de José María Zavala sobre San Pío de Pietrelcina (Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas) continúa impulsando la devoción a este santo del siglo XX (nació en 1887 y murió en 1968). Pero, como él mismo anunció, da "más guerra" muerto que vivo, y prueba de ello son los continuos requerimientos al autor para hablar de él. Como lo hará este próximo lunes 11 de agosto, a las 19.30 horas, en la Casa de la Cultura de Navacerrada (Madrid), bajo un sugestivo título: "El Padre Pío cambió mi vida". Le hemos planteado a Zavala diez cuestiones telegráficas para enmarcar esa cuestión.


-Tras quince años sin confesar, me llevó de la oreja al confesonario.

-Menos de 24 horas: vi claramente, sin poder contener el llanto, que si seguía como estaba me iba derecho al infierno.

-Juzgue usted por lo que acabo de comentarle…

-Lo mío es una pura anécdota comparada con millares de conversiones por su intercesión.


-Ofreciendo su inmenso sufrimiento por la salvación de las almas, empezando por los estigmas en manos, pies y costado durante 50 años consecutivos.

-Y, como Jesús, dijo la verdad. Con el poder de la oración y el sufrimiento, pocas almas se le resistieron ayer y hoy.

-"Todo es un juego de amor”.


-El de un amigo que me telefoneó recientemente para decirme que acababa de salir del confesonario tras… ¡40 años sin pisarlo! Había leído mi libro Padre Pío y el santo de los estigmas provocó en su interior un terremoto de ocho puntos en la escala de Richter.


-El libro no lo considero mío, sino del Padre Pío: es un instrumento suyo muy eficaz para convertir a las almas.

-Cuando este santazo irrumpe en tu vida todo son sorpresas, y quien aún no lo sepa, que se prepare.