El mes de junio pasado se celebraron los 75 años de “Our Lady of Perpetual Help Home” (la “Casa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”), en Atlanta, EEUU. 

Se trata de una casa de cuidados paliativos para enfermos terminales de cáncer, nacida para ofrecer asistencia médica y acompañamiento cristiano a la muerte de manera gratuita a todo aquel que lo solicite. Los costes están cubiertos por personas que reconocen la belleza y el valor de este servicio.

La casa es de las Religiosas Dominicas de Hawthorne, una orden que tiene una fundadora ilustre: Rose Hawthorne (18511926), hija de Nathaniel, uno de los padres de la literatura estadounidense, autor de La Letra Escarlata.

Él fue representante de un protestantismo que si bien por una parte llevaba consigo ecos del puritanismo de los Pilgrims Fathers (Padres Peregrinos), sentía también una sutil atracción hacia Roma.



Rose Hawthorne a los 16 años


Muy unida a su padre, al que perdió cuando sólo tenía 13 años, Rose Hawthorne creció con su madre viviendo entre Estados Unidos, Inglaterra y Alemania y cultivando, como su hermano mayor Julian, ambiciones literarias. Ambiciones que, a la edad de veinte años, pudo compartir con su marido George Lathrop, hijo de un ex consul de los Estados Unidos en Honolulu, el cual había abandonado sus estudios de derecho para emprender la actividad de periodista y escritor.

En 1871 Rose y George se establecieron en Nueva York y empezaron a colaborar con numerosas revistas literarias. George se convirtió en el codirector del prestigioso Atlantic Monthly y en 1883 fundó la American Copyright League.

Publicaron poesías, artículos y estudios biográficos sobre Nathaniel Hawthorne que, si bien por una parte les permitieron afirmarse en los salones literarios neoyorquinos, no les permitieron superar un estado de continua precariedad económica y de inquietud existencial, esta última agudizada por la muerte de su único hijo, Francis, con apenas 5 años de edad.


Una situación de inestabilidad que sufrió un cambio en 1891, cuando los esposos Lathrop optaron por una elección escandalosa: se convirtieron al catolicismo.

Fue una decisión que suscitó comentarios despectivos por parte de una sociedad, la de la costa este de los EEUU, que digería mal que la hija del gran escritor, una especie de “Manzoni” (gran escritor italiano equivalente a Cervantes en España, ndt) para los Estados Unidos, pudiera adherir al credo papista del proletariado italo-irlandés.



Rose Hawthorne en 1871

El escarnio encontró espacio también en los periódicos, pero Rose respondió a los remitentes revelando que su propio padre, en sus viajes a Italia, había manifestado una creciente “simpatía” hacia el catolicismo, huellas de la cual se pueden ver en su novela de ambientación italiana, El fauno de mármol [en inglés aquí].

Pero si la “simpatía” de Nathaniel Hawthorne hacia el catolicismo permaneció un hecho oculto, en la hija Rose floreció con toda su fuerza.

De hecho, al cabo de poco tiempo, tras la muerte prematura de su marido y percibir la vocación de servir a los más pobres y a los que más sufren, Rose abandonó el mundo de las letras, se hizo terciaria dominica y abrió una casa para la asistencia a los enfermos terminales de cáncer (cuando el cáncer estaba aún considerado una enfermedad contagiosa) en el paupérrimo barrio del Lower East Side de Nueva York.



Rose Hawthorne, ya como religiosa en sus últimos
años, con el nombre de Madre Mary Alphonsa;
en 2013 su proceso de beatificación pasó a Roma


Con los años creció la actividad asistencial y otras voluntarias se añadieron al proyecto, por lo que Rose dio vida a una orden religiosa vinculada a la familia dominica, hoy llamada Dominican Sisters of Hawthorne (Hermanas Dominicas de Hawthorne), presente en Nueva York, Atlanta y Filadelfia.

(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)