El novelista Javier Arias Artacho, autor de La Sombra de Masada (disponible en ociohispano.es) y Eitana, la esclava judía, saca a las librerías españolas el próximo 4 de febrero, El General Maldito, una novela histórica y de misterio en torno a un general romano del siglo I que parece haber vuelto de entre los muertos.


-Con El General Maldito a mí me movía hablar del destino, de aquel que está escrito desde antes de nacer, y también de la muerte. Pero no de la muerte como hecho violento, sino de la muerte como esa puerta hacia lo sobrenatural, hacia esa otra vida en la que creían los romanos de una manera muy profunda, tal como llegamos a comprender en el libro. La trama es un puzle que, desvelando algunos detalles, podría hacerla desmoronar como una torre de naipes.


-La historia se centra en Marco Grato, un general romano que desaparece inesperadamente después de la caída de Jerusalén en el año 70 d.c. Todos sus hombres mueren en una emboscada y el único cuerpo que no se recupera es el de él. Las legiones lo darán por muerto, pero cuatro meses después de su desaparición, el general reaparecerá sin recordar absolutamente nada, ni siquiera quién es él. 

»Ante el estupor del legado al mando en una Jerusalén arrasada por Tito, Marco Grato es enviado a su villa romana con la esperanza de que junto a su esposa consiga recuperarse de aquella amnesia que, aparentemente, le oculta quién es. Su esposa Annia y sus esclavos constatan que el general ya no es el mismo, que no solo ha cambiado su carácter, sino también algo de su cuerpo. Es entonces cuando se desata la sospecha de que quien ha vuelto no pertenece al mundo de los vivos. 





-Sí, este pensamiento les parece absurdo al principio, pero muy rápidamente irá calando en todos de una manera terrorífica. El general, a sus ojos, es un resucitado, alguien que se ha elevado de entre los muertos, aunque su esposa no podrá asegurar con qué intención.

»Hay algunos secretos que entierra aquella villa que le hacen recelar. Oscuras sombras que acabarán por hacerle ver que su marido, el general Marco Grato, no solo pertenece al mundo de los muertos, sino que también ha vuelto para vengarse no sabemos bien de qué, o bien por qué. Mientras tanto, el mismo protagonista, Marco Grato, luchará por recordar su pasado y averiguar quién es él, mientras el lector se hará la misma pregunta una y otra vez, ¿acaso se puede regresar de entre los muertos?


-Ambas culturas tenían acentuadamente presente la existencia de los espíritus. Quizás los judíos algo menos, pero había una absoluta convicción en la otra vida y en distintas realidades de esa otra vida, a veces más luminosas para algunos y más oscuras para otros. Desde luego, al investigar sobre esto descubrí que los romanos casi tenían la certeza de que no estaban solos en este mundo, sino acompañados de seres del más allá.

»Sé que al mencionar todo esto puede parecer una trama fantasiosa, pero no es así. El general Maldito es una novela profundamente documentada, en el sentido de que se documenta una ficción, desde luego, intentando que el lector se sienta parte de aquel momento histórico y de la forma de concebir el mundo que tenían ellos.


-Realmente pensé que es el misterio y el suspense lo que atraería al lector de hoy. El tema de la muerte, el destino, la bondad y la maldad son aspectos que me interesan más a mí que a determinados lectores. Sin embargo, creo que logré cerrar una historia que atrapará a los que piensan en la muerte, como a los que no.


-Es un tema que siempre ha apasionado al ser humano. Sin embargo, en Europa no es como en Estados Unidos. Aquí este tema es algo más tabú y la gente es reacia a tratarlo con seriedad, incluso a veces por parte de algunos sacerdotes. La vida eterna es un horizonte lejano que no descubriremos hasta morir y no se toca para nada con este mundo. Apariciones, episodios sobrenaturales, etcétera, forman parte del discurso de unos locos crédulos. Es por ello que tuve que enfrentarme a esta historia con suma prudencia, aportando rigor histórico, pero a la vez darle ese tono espiritual que le hacía falta para ser contada.