El presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, el cardenal Gianfranco Ravasi, estuvo hace unos días en Madrid para pronunciar la conferencia inaugural del Congreso Signis de Cine Católico (www.signishispania.es).

Viaja por medio mundo para repetir incansablemente, en un mundo secularizado, el íntimo vínculo que une a fe y a cultura y para dialogar, también incansablemente, con los no creyentes.

Sorprende que un erudito que ha dirigido una institución tan señera como la Biblioteca Ambrosiana sea uno de los pocos purpurados con cuenta en Twitter: estima que, bien utilizado, es una poderosa herramienta de evangelización.


-Los estudiosos de la Biblia reconocen como una componente importante del Jesús histórico las iloquias, pequeñas frases en griego. Estas pequeñas frases están modeladas por Jesús sobre la base del lenguaje común del momento. “Pedid y se os dará ”. Era un modo paralelo de expresarse.


- Por supuesto que no, pero Jesús utiliza esas frases ya para trasmitir mensajes normales y para referirse a cuestiones religiosas de fondo. La primera prédica de Jesús fueron menos de cuarenta caracteres. “Convertíos, porque el Reino de Dios está cerca”. Es un mensaje tanto teológico como antropológico. Otro ejemplo, relacionado con la fe y la política: “Dad al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios”.


- La cuestión moral: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y ama al prójimo como a ti mismo”. 120 caracteres en total. En cierta manera, Jesús ya responde a la petición de esencialidad y de estilo incisivo, propia de la comunicación contemporánea. Luego, es verdad que hay otras formas.


- Por eso es necesario tener siempre presente el principio según el cual lo uno no excluye lo otro. Jesús también usa mucho el género de la parábola, que es más televisivo. Mire, por ejemplo, el Sermón de la Montaña, un discurso mucho más articulado. La Iglesia ha de ser el lugar de los lenguajes múltiples.


- Eso es. Es necesario que la comunicación moderna no excluya la profundización. Las preguntas fundamentales tienen una primera respuesta que impacta pero después hay que implicar al cerebro, es decir, al razonamiento.

- Volviendo a utilizar la catequesis, muy abandonada en los tiempos actuales. Asimismo, hay que convencer a la gente, y no solo a los creyentes, de la importancia del conocimiento en profundidad de la fe. El diálogo entre creyentes y no creyentes y la confrontación no entre ideas vagas y superficiales sino entre dos argumentaciones sólidas. Hay que acostumbrarse a razonar, algo que en la actualidad es difícil: estamos en la era de la superficialidad.

- No, no, no...Vamos a ver. Está fuera de duda que el deporte es, hoy en día, un elemento esencial de comunicación, con las masas presentes en el estadio. Desgraciadamente, esta forma libre y creativa -el homo ludens- se ha subsumido en el torbellino del interés y, de forma muy particular, en el de los intereses comerciales. El resultado es que el deporte se ha convertido en la actividad en la que se manifiestan los peores instintos. De ahí que la Iglesia tenga que volver a proponer el deporte como espacio de creatividad, de gratuidad y de libertad.

- Por ejemplo. Tampoco hay que olvidar a San Pablo, en la Segunda Carta a Timoteo: “He terminado mi carrera, he conservado la fe”. O, más adelante: “¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible”. El lenguaje religioso ha usado los símbolos del deporte.


- La religión no vive solo de las cosas que sirven; la religión es don. Y el juego también tiene que serlo.

- No creo. Lo importante es fomentar el diálogo. Los ateos son pocos. La gran enfermedad de nuestro tiempo es la indiferencia. De ahí que a través del Patio de los Gentiles intentamos que los que niegan a Dios y que son personas serias se unan a una reflexión común sobre los grandes valores para entrar en el mundo de la indiferencia y llevar a ella, desde posiciones distintas, un discurso sólido.
Sin embargo, en el diálogo entre creyentes y no creyentes, los primeros son minoría, al igual que los segundos hace dos siglos.

»La indiferencia golpea a ambos por igual. Pero los creyentes tenemos que asumir que ya no vivimos en una sociedad asimilable a la civitas cristiana. Si uno entra en una pinacoteca, observará como el setenta por ciento de las obras son de inspiración religiosa; en cambio, al salir, la sensación es la contraria.


- Recuperando las grandes raíces cristianas de los asuntos importantes para volver a introducirlas en el mundo. Por eso he impulsado el diálogo entre fe y ciencia o fe y arte: últimamente, he estado en la Bienal de Venecia, próximamente estaré en el Salón del Libro de Turin. Y ya estoy trabajando en el proyecto de pabellón que la Santa Sede tendrá en la Exposición Universal de Milán en 2015.


- Llevar grandes temas, grandes asuntos, grandes relatos y grandes personajes de la fe.

- Sí: recordar siempre que fe y cultura van unidas. La pastoral diaria no puede prescindir del discurso cultural. San Pablo desarrolló la comunicación con un nuevo lenguaje, relacionándose con el nuevo mundo y adaptándose a las coordenadas del mundo grecorromano y no replegándose únicamente con sus fieles. Esto por una parte.


- Lanzamos grandes señales. Además, todas las actividades del Patio de los Gentiles continúan luego en sede local con el concurso, entre otros, de las parroquias y de las universidades y, obviamente, de entidades no creyentes. La continuidad, pues, está garantizada.

- Es uno de los signos más evidentes de que esta sociedad ya no es cristiana. El problema radica en que el cristiano sea capaz de ofrecer su visión moral y ética de un modo correcto y coherente. A eso se le llama testimonio. Aquí no vale una comunicación vaga. Los primeros cristianos, que también estaban en minoría, se integraron en la sociedad de su tiempo difundiendo la Palabra de Cristo de forma clara y hablando con todos. Hay que recordarlo. Es lo que hace el Papa Francisco: dirigirse a los que no piensan como él de forma que le entiendan.

- ¡Habría que preguntárselo a ellos! Pero, fíjese en las continuas referencias a San Juan en las audiencias o en los Angelus: es una forma de transmitir la razón de la esperanza incluso para los que no tienen inquietudes religiosas y para que nadie se desanime.


- No, entre otras cosas porque hay muchas deformaciones y manipulaciones sobre lo que realmente dice, lo cual no es nada nuevo. Sin embargo, empieza a entenderlo algo mas, gracias al Papa Francisco y a sus reformas. Empiezan a entender que es necesario que la Iglesia disponga de una estructura que esté bien conectada con las iglesias locales y que, en el plano interno, su funcionamiento sea mas correcto, mas puro y mas centrado en las esencias. Lo conseguiremos.

- Veo horizontes luminosos, de forma muy especial cuando dialogo con los que no piensan como yo.