España ha ganado el Mundial de Futbol.

Yo me alegro mucho, sobre todo por la felicidad que este hecho proporciona a mucha gente.

Pero yo me siento igual de orgulloso, y  de avergonzado, de ser español ahora que hace dos horas.

Yo me siento orgulloso de la Historia que España ha jugado en el Mundo y me siento orgulloso del Destino que intuyo que  la Providencia le tiene preparado. La famosa frase de Mendendez Pelayo la resume a la perfección(*).

Y me siento avergonzado del actual momento de España, donde reina el aborto, la sodomía, la explotación laboral, el relativismo moral, etc... Pero sobre todo me siento avergonzado de la incapacidad de los españoles para reaccionar ante los tiranos del Sistema que les oprimen, donde incluso los  que se piensan "católicos" están secuestrados psicológicamente por "El policia bueno" del Sistema y colaboran con él, consolidándolo.

España y los españoles no son ni mejores ni peores que si un grupo de deportistas profesionales hubiera perdido el partido.

Ni siquiera que hayamos alcanzado el triunfo  deportivo significa que éste sea reflejo de una nación donde  la gente hace deporte y mejora la salud.

Lamentable síntoma es que el orgullo nacional, y la felicidad de los habitantes de una nación,  dependa de la fortuna de una patada, un cabezazo o la torpeza o malasuerte de un portero.

En fin, yo me alegro mucho, por la alegría colectiva que ha producido. Pero es la misma alegría colectiva que acabo de ver vivir en las Fiestas del Torico de Teruel.

Igual que cuando terminen las fiestas en Teruel a la gente no le irá mejor, cuando mañana nos levantemos España tendrá el mismo índice de paro, de consumo de drogas, de asesinatos legales por aborto, de corrupción política, de imposición fiscal, etc... y los españoles no estarán mejor.

Eso sí, algunos tendrán un millón de € más en su cuenta corriente, que no compartirán con el resto de españoles, como es lógico.

En realidad, y es un sentimiento vergonzante pero que no puedo evitar, de la victoria lo que más me alegra es la rabia de los separatistas al ver las ciudades llenas de banderas españolas (y ya es lamentable que sea este el tipo de patriotismo que nos queda)

Ojalá estas muestras señalen con el patriotismo lo que Ganivet pensaba de la relación de España con el catolicismo: Se “halla fundida con su ideal religioso, y por muchos que fueran los sectarios que se empeñasen en ‘descatolizarla’, no conseguirían más que arañar un poco la corteza de la nación” (Ganivet, Idearium 127).

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(*) "España, evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectores o de los reyes de taifas."