Resulta deplorable cómo se considera a la Iglesia Católica con una malevolencia más o menos abierta, cómo se pretende aparentar que el abuso sexual es un problema exclusivo de ella. ¿Acaso lo hemos olvidado? En más del 99 por ciento de los casos, los agresores sexuales no son curas, capellanes, prefectos o clérigos sino padres de familia, vecinos, tíos..."