Hace algunos meses recibí una presentación de power point en la que, a través de fotografías reales, quedaban recogidos los momentos de una manifestación feminista a favor del aborto en Argentina.

Podría pensarse que la manifestación tendría como punto final de llegada alguna instancia gubernamental para ofrecer los “poderosos argumentos” de fondo para alcanzar los fines que les motivaban a salir a las calles. Nada de eso. El objetivo era una catedral católica a la que se quería ultrajar. Afortunadamente decenas de argentinos no lo permitieron y resistieron pacíficamente, en silencio y rezando, fuera del edificio para protegerlo. La respuesta de las manifestantes fue pasarse Rosarios por los genitales, proferirles insultos, escupitajos, cachetadas y blasfemias… Existe el video:

 

Algo similar sucedió el 18 de mayo de 2010 en Lyon, Francia, aunque esta vez fueron algunos homosexuales los de la manifestación. Pero al menos unos doscientos jóvenes franceses se colocaron en el atrio de la emblemática catedral francesa para protegerla del intento de ultraje.

A las provocaciones de los homosexuales los jóvenes católicos responden con cantando a la Virgen María, con rezos y de rodillas, como se puede ver en el video que aparece a continuación:


 

Tres puntos para la reflexión: 1) el hecho de que fueran jóvenes los que hayan defendido la catedral; jóvenes de un país donde las estadísticas dicen que los católicos disminuyen aunque los hechos no parecen corroborarlo del todo; 2) la desproporción entre el insulto proferido y la respuesta de quienes sólo quieren que se les respete en su fe; y 3) la pancarta que exhibieron pacíficamente esos mismos jóvenes: “¡No más católico-fobia!”.

Es una realidad. La cristianofobia radicalizada está por todas partes. No es la primera vez ni será la última en que suceden hechos como los referidos. En Medellín también sucedieron acontecimientos similares:


 

En

Perú esto:

 


 

Al parecer, la tolerancia que predican y exigen algunos grupos sólo se puede aplicar a sí mismos. Curioso. Por decir lo menos.