Una de las mayores sorpresas que han deparado los increíbles descubrimientos que se hacen en las dos principales ciudades que sepultó la erupción del volcán Vesubio, Pompeya y Herculano, es la llamada Villa de los Papiros, un importante palacio que según parece, habría pertenecido a Lucio Calpurnio Pisón Cesonino, suegro de César, en el siglo I. a. C.

             En esa villa, el arqueólogo suizo Karl Jakob Weber (1712-1764) descubrió una biblioteca con algo menos de 1.800 papiros desplegados mediante el sistema rollo, un sistema en el que se disponían los textos en la antigüedad y que aún se puede ver en cualquier sinagoga judía, y que es el que progresivamente se irá sustituyendo por el de códice o libro, en el que las distintas hojas se unen a un lomo común, en vez de estar enrolladas en un único lienzo en torno a dos barras de madera u otro material, sobre el cual ruedan para desplegarse y ser leídas.

             Los papiros descubiertos por Weber estaban naturalmente carbonizados (ver fotografía), como todo en Herculano, pero ya en tempranos tiempos, el padre Antonio Piaggio (1713-1796) arqueólogo italiano que trabajaba para el Vaticano, inventó un sistema para abrirlos, aun a pesar de que la labor era sumamente cansina: más de cuatro años llevaba desenrollar un solo papiro. Entonces era poco más lo que se podía conseguir, desplegar el papiro y tratar de identificar alguna letra que se presentara visible.

             El avance científico de los últimos años ha operado también en este campo el milagro esperado y la aplicación de rayos infrarrojos sobre esos papiros desplegados está permitiendo, además, leer su contenido, haciéndose sorprendentes descubrimientos. El más importante de todos hasta ahora un tercio de la obra “Sobre la Naturaleza”, del filósofo Epicuro. Y con ella, mucha obra del filósofo y poeta Filodemo de Gadara, seguidor de Epicuro, quien, según se cree, habría vivido en Herculano y muerto allí hacia el año 40 a. C..

             Esto es lo hasta ahora descubierto, pero la mayoría de los rollos se hallan todavía sin abrir, ni desplegar, ni interpretar, y lo que no es menos esperanzador: ¿quién asegura que se han encontrado ya todos los rollos existentes en la Villa de los Papiros?

             Por si ello no fuera poco, Herculano, además, no está completamente excavado. La razón es que encima de los escombros de la ciudad anegada por la lava, y por el contrario de lo ocurrido en Pompeya, sí se estableció con el devenir del tiempo una ciudad nueva, y todo avance en el descubrimiento de la ciudad sepultada por el volcán se ha de hacer necesariamente en detrimento de dicha ciudad, lo que como es fácil de entender, dificulta y retrasa mucho los trabajos arqueológicos. De hecho, se estima que es apenas una quinta parte de la ciudad antigua lo que hasta la fecha ha salido a la luz.

             Así las cosas, no es descartable que cuando las investigaciones avancen sigan apareciendo nuevas villas tan importantes como la de Pisón, y por qué no, nuevas bibliotecas, quien sabe si tan importantes.

             Y ahora la pregunta que me hago: ¿acaso es descabellado pensar que cuando dentro de muchos años se hayan descubierto y descifrado todos los papiros de la villa de Pisón, y también los de otras villas que puedan ir saliendo a la luz, no aparezca algún texto importante relacionado con la vida del cristianismo en Italia, alguna referencia a la vida de los primeros cristianos “italianos”, alguna obra escrita por un protocristiano, alguna carta de algún apóstol, por qué no, o hasta de Pablo (por ejemplo la famosa Tercera a los Corintios que sabemos con certeza que escribió)? Puestos a soñar, que soñar es hasta la fecha una de las pocas actividades humanas no gravadas por el fisco, ¿por qué no algún evangelio que ponga a exégetas y autoridades eclesiásticas en la embarazosa situación de tener que declararlo apócrifo o canónico?

             A los efectos, no debemos perder de vista que el Vesubio anegó las calles y las casas de Herculano y de Pompeya un malhadado día 25 de agosto del año 79 d. C.. Sabemos que tan temprano como el 40 ya había en Italia una nutrida comunidad de cristianos, lo que quiere decir que para cuando se produce la erupción del Vesubio, los cristianos llevan ya, por lo menos, cuarenta años en la península, no siendo disparatado pensar que ascendieran un 5-10% de la población, incluso con algún fichaje importante entre las élites romanas. Para ese entonces, de hecho, habían sufrido ya la primera persecución del año 64 por el emperador Nerón, y aunque aún no lo supieran, estaban a punto de sufrir la segunda, la que ejecutará sólo dos años después el emperador Domiciano entre los años 81 y 96.

             Todo esto dicho, ¿les sigue pareciendo imposible que ocurra alguna de las cosas de las que hablamos hoy aquí?

             Si sí como si no, con esta noticia me despido por hoy, no sin desearles como siempre que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 

 

            ©L.A.

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