La prima que cobrarán los jugadores de la selección española de fútbol si GANAN el Mundial, 600.000 Euros cada uno, ha levantado un enorme revuelo. Pienso que el problema de la situación es que no se ha analizado detenidamente y que muchos se han dejado llevar por el escandaloso titular. Creo que los miembros de La Roja están en todo su derecho y me explico:

1) Si se ofrece esa cantidad es porque los jugadores la generan. Sí, de acuerdo, es muy duro decirlo, pero los motivos tendrían que estar más ligados a una sociedad cuyo programa de televisión más visto es un partido de fútbol y cuya tertulia más acérrima en cualquier bar, un lunes por la mañana, gira en torno a nuestro pasatiempo predilecto.

2) No nos vayamos con el amago del titular. En una competición en que pasar de octavos será harto difícil, debido a lo complicado de un primer cruce en el que España se las puede ver con Portugal, Costa de Marfil o hasta Brasil, pactar una prima sólo si se llega a cuartos de final podría calificarse, al menos, de arriesgado. Y todo riesgo, si se supera, merece un premio mayor.

3) España, en 80 años de Campeonatos del Mundo, no ha ganado ninguno, con lo que es coherente que la retribución sea grandiosa únicamente si se conquista el título. Las demás primas posibles, 60.000 por plantarse en cuartos, 90.000 por llegar a semifinales (España sólo en 1950 estuvo entre las cuatro mejores selecciones en un Mundial) y 120.000 por disputar la final, entran dentro de lo que cobra el mercado.

4) Si España es la máxima favorita, al menos su condición de Campeón de Europa así lo sugiere (con permiso de Brasil y Argentina), por qué sus jugadores no van a disfrutar del máximo incentivo de todos los que disputan el campeonato.

5) Los jugadores ya han dicho que destinarán una parte a labor social. Sin lugar a dudas, la actual situación de nuestro país y los 600.000 Euros para cada uno de los futbolistas españoles si ganan el Mundial significan un llamado a su generosidad.

No soy nadie para decirles qué hacer con ese dinero. Seguramente, algunos, invertirán poco en el prójimo, pero seguramente también habrá, y quizá serán mayoría, los que den buen uso de él. Para quienes puedan dudarlo, expongo esta anécdota vivida en primera persona con el capitán del Barça, Carles Puyol:

En el año 2002, los Dragons (equipo de fútbol americano profesional del que fui director general) y el Fútbol Club Barcelona alcanzamos un acuerdo estratégico, en el que el club azulgrana nos ayudaría en la promoción local, mientras que la NFL (liga madre de los Dragons) arroparía al Barça en su desembarco en Estados Unidos.
Necesitábamos una imagen fuerte para promover nuestro primer partido: una imagen que explicara por sí sola nuestra alianza. Poco tuvimos que debatir para llegar a la conclusión que quien mejor podía representar esta unión, en televisión, prensa escrita y posters callejeros, era Puyol. El sólido defensa estaba ya consolidándose y comenzaba a ser un fijo en las convocatorias de Camacho a La Roja.

Sin embargo, teníamos un problema. El presupuesto de publicidad de los Dragons era muy bajo, con lo que llegar a la cifra que Puyol nos pediría se nos antojaba imposible. Tomamos una decisión: le ofreceríamos 2 millones de pesetas (12.000 Euros) para ser donados, en su nombre, a la asociación que él quisiera. Sin duda, había que llamar a la generosidad del futbolista, pues a cambio de ayudarnos en nuestra campaña, él no vería ni un duro.

Gracias a la gestión de Chemi Teres, del departamento de prensa del Barcelona, tuve una breve reunión con Puyol y aceptó de mil amores, diciéndome que le enviara una planificación de a qué asociaciones sugeríamos que se donase el dinero.

Sólo llegar al despacho confeccioné una lista, encabezada por la Fundación Villavecchia, dedicada a la lucha contra el cáncer infantil. También apunté una asociación que ayuda a niños desfavorecidos en Latinoamérica y por último, con un cuarto de la cantidad acordada, anoté a la revista católica para niños NET, una publicación dirigida por la admirable familia Pallás-Vadillo que hace mucho bien en colegios y parroquias.

A pesar de haber dormido un par de horas por haber jugado con España un partido internacional en Holanda, Puyol se presentó a la sesión de grabación y fotos y se produjo un material excelente que se distribuyó a todos los medios.

Curiosamente, al día siguiente, fue el diario Marca (más identificado con el Real Madrid) el que sacó a Puyol en portada vestido de fútbol americano. Sport, Mundo Deportivo y la demás prensa general incluyó el reportaje en sus páginas interiores. Esto sorprendió al futbolista y recibí una llamada de su abogado…

Mientras me acercaba al teléfono para contestar, un miedo especial me invadió. No habíamos firmado nada, todo se había hecho de palabra… qué me iba a pedir aquel hombre.

Hablar con Ramón Sostres me generó uno de los grandes alivios que he experimentado en mi vida. Él era el abogado de la familia Puyol y ejercía como representante del jugador. El hacer las cosas bien y ver por los intereses de su representado, cosa que muchos agentes no hacen, ha llevado a Sostres a tener ahora como clientes, además de a Puyol, a Iniesta y Bojan.
 
Primero aclaramos el tema de Marca. Simplemente, el diario madrileño había sido más vivo que los periódicos catalanes. Después, Ramón me dijo que quería repasar la lista de asociaciones a las que los Dragons donaríamos los 2 millones de pesetas en nombre de Puyol. Estuvo de acuerdo con la primera, cambió la segunda por una fundación catalana de ayuda a enfermos terminales y, al llegar a la revista NET, me dijo:

-No la conozco, dices que se trata de una revista católica, ¿verdad?

-Sí, así es- respondí balbuceando.

-Perfecto- añadió. –Aprobada. Carles es católico.

Tardé en reaccionar un par de segundos, pero apunté:

-Católico y generoso.