La castidad es un hábito cuyo acto consiste en ordenar las fuerzas del mundo de la sexualidad hacia el amor. Lo interesante es que, así como un acto no basta para construir un hábito, un acto tampoco es suficiente para destruirlo. De ahí que se equivocan aquellos que tratan de vivir la castidad solos o en pareja y piensan que cuando realizan un acto contrario a la castidad pierden todo lo que venían avanzando.