He acabado de escribir un Ensayo sobre el espinoso asunto de la posible exhumación del cadáver de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera de la cripta de la Abadía del Valle de los Caídos.

Desde hoy y en sucesivas entregas iré reproduciendo el Ensayo..

Espero aportar datos para el pensamiento presente y futuro, y para el diálogo de hoy y de mañana. Esta aportación solamente busca el diálogo y la paz.

6.- Jefe del Estado

En aquellos primeros meses bélicos Francisco Franco fue elegido Jefe del Estado Español, con sede en Salamanca y luego Burgos. Mientras el poder republicano emigró hasta Valencia, ante el asedio que las tropas nacionales hacían a Madrid.

Hubo que inventar una estructura estatal de guerra, hubo que confeccionar moneda, hubo que sanear la economía de la zona nacional, hubo que plantear una educación netamente española, sin mezclas rusas. El hambre de la zona republicana era causa de muchas muertes. En la parte nacional había hambre, pero menos.

Los republicanos contaron con la ayuda bélica rusa, mientras que los nacionales la recibieron de Alemania e Italia. La península ibérica fue en aquella guerra un ensayo para la inmediata II Guerra Mundial que saltaría en Europa central.

Franco, católico convencido, contó con la ayuda de la Iglesia perseguida en la parte que él dominaba. Los obispos de entonces, conocedores de la docena de compañeros que murieron a manos republicanas, y de los miles de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, que recibieron el consabido “paseo” a la muerte de la tapia del cementerio de la localidad que fuese, previamente habiendo pasado por la “cheka”, terrible sistema soviético traído de Rusia para masacrar a los católicos.

Los obispos escribieron, con el cardenal Goma, arzobispo de Toledo, una pastoral colectiva, donde llamaban al alzamiento nacional “Cruzada”. Y tenían razón, a pesar que luego se la desearon extirpar. Roma, el papa, apoyaba con el silencio a la España mártir. Con el paso de los años la propia Iglesia ha reconocido las virtudes heroicas de muchos hombres y mujeres que derramaron inocentemente su sangre victimas de aquella locura colectiva de la década de los años treinta del siglo pasado.

La guerra termino el 1 de abril de 1939. El 1 de septiembre comenzó la II Guerra Mundial.

 Tomás de la Torre Lendínez