Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

A VIDA O MUERTE

Había que hacerlo, y lo he hecho. Ahora bien, si he metido la pata, el asunto, esta vez sí que sí, no tiene arreglo.

Mi bonsai estaba raquítico. Sé que hay que renovar la tierra de su maceta cada tres años; ya le tocaba… pero no me atrevía.

Resulta que el proceso, que dicho así suena de lo más sencillo, en realidad es… una técnica arriesgada y contundente. Muy contundente. Hay que eliminar cada hoja del árbol, sacarlo de la maceta, retirar toda la tierra, ¡y cortar parte de las raíces!

Si lo haces, evidentemente, te arriesgas a que el pobre bicho no sobreviva. Y, si no lo haces, le condenas a morir ahogado en su maceta. Maravillosa perspectiva.

Visto lo visto, había que arriesgar… ¡a vida o muerte! En fin, si ves que no vuelvo a contarte nada de mi bonsai, pues… eso… ya sabes lo que sucede…

Pero no te voy a negar que, al ponerme manos a la obra, aluciné. ¿Sabías que a los árboles también se les pueden secar las raíces? ¡Y se enredan! Realmente el pobre estaba apretujado del todo… ¡no habría podido seguir mucho así!

A lo largo de la vida, podemos ir dejando muchas cosas “enterradas”: recuerdos, experiencias… Quedan ahí, ocultos, y parece que no estorban, ¡pero llega un momento en que pueden impedir que nuestro corazón, nuestro árbol, crezca!

Cristo quiere para ti un corazón libre. Y, sin importar tu edad o tu condición, ¡desea que sigas creciendo! ¡Siempre te invitará a dar un paso más!

No tienes por qué seguir cargando con esas raíces secas que te bloquean, que ocupan espacio a la vida que Cristo quiere regalarte. Él está dispuesto a que le dejes desenterrar todo, ¡que le hables de lo que quieras y cuanto quieras!

Con Él no necesitas ocultar nada, ¡sino mostrarte del todo! Porque solo así Él podrá trabajar, limpiar, cortar… ¡para que comiences una vida nueva, libre y espaciosa! Una vida en la que disfrutes de la tierra nueva que Él te regala.

Hoy el reto del amor es desenterrar tu corazón delante del Señor. Te invito a que, de la mano de Cristo, muevas la tierra de tu interior: ¿hay algo que te pesa, que te preocupa? Cuéntaselo, ponlo en Sus manos… No tengas miedo a que Él trabaje tus raíces, pues todo lo hará buscando tu bien: Jesús quiere que tengas vida, ¡¡y vida en abundancia!! ¡Feliz día!

VIVE DE CRISTO


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¡Feliz día!