Tal como lo hacen varios amigos yo también me apunto al club de los no abusados.

Como el artículo lo hago mio de la cruz a la firma me permito, sin pedirle permiso ni nada, reproducir el escrito de Orisson

Yo nunca he sufrido abusos de ningún tipo por ningún sacerdote

 
Leo por ahí, por recomendación de el ama (por cierto, no hay que perderse este poema de Gabriel y Galán), una entrada sobre la ausencia total de abusos por parte de los curas al autor del texto. Y en los comentarios, una propuesta de una tal Vikinga más que interesante: declararnos no abusados por los curas.

Y ahí voy yo: confieso no haber sido abusado por ningún sacerdote, habiendo habido ocasiones para tal cosa a cascaporrillo. Como el autor de la entrada de marras, con curas del Opus Dei con los que tenía reuniones privadas y nada de nada; con curas diocesanos, canónigos incluidos, donde tampoco hubo abuso de ningún tipo ni nada parecido; con curas castrenses, fíjense, en el Ejército todo lleno de chavalotes, donde ni siquiera un guiño amistoso; ¡pero si hasta tenté a la suerte y fui monaguillo de la Catedral Primada! Pues nada, ni la más mínima sospecha de guarreridas de ningún tipo. Y de niño, y de adolescente, y de joven (aunque ya era mayor de edad). 

Y tanta es mi desgracia por no aparecer en las listas oficiales publicadas, y un poco trucadas, que ni siquiera conozco a un cura de esos malísimos que cometen tropelías varias incluso en ámbitos no sexuales. Ya saben, esos curas que toooooooodo el mundo conoce, o más bien que a todo el mundo le ha contado un cuñado que el primo de un amigo le contó que en el pueblo de al lado se decía. Clara acusación, pardiez, con una contundencia en las pruebas inversamente proporcional a la gigantesca estupidez de éstas. Pues nada, ni siquiera eso.

Así que me salgo de las estadísticas y me convierto en marginal: nunca en mi vida he sido abusado, acosado, tentado o insinuado por ningún sacerdote de ningún tipo. Y eso que eran todos célibes y vivían el celibato en condiciones, así que la cosa tiene mala pinta. Y yo era un chaval con buena pinta, modestia aparte, pero nada, ni un desliz.

Les animo a todos a que hagan lo mismo: desde los blogs, en Facebook, por email, en webs, en foros y en cualquier rincón y por cualquier medio que se pueda hacer público. 

Yo SÍ me fío de los curas.