La mayoría de las veces que postergamos algo lo hacemos porque tememos que la tarea nos cause sufrimiento, sea fuente de criticas o nos haga fracasar en su realización. Y, por lo general, cuanta más dilación, mayor será el sufrimiento y las expectativas de fracaso. El primer paso para curar esta percepción comienza por empatizar, entender y colocar correctamente nuestras preocupaciones al respecto.

Se sabe que la procrastinación o dilación es un problema bastante generalizado. De hecho, es uno de los cinco hábitos principales que limitan seriamente las oportunidades personales y profesionales de cualquier persona. Estos son:

  1. 1. Falta de fiabilidad
  2. 2. Actitud egoísta ("no es mi trabajo")
  3. 3. Procrastinación
  4. 4. Resistencia al cambio
  5. 5. Actitud negativa

Para muchas personas, estos hábitos les han pasado factura en su trabajo, en una subida salarial e incluso en una promoción. Además, aquellas personas que no llegan a determinar el coste de este hábito en términos absolutos, reconocen que podrían haber logrado mucho más si no hubiera sido por esta debilidad crónica.

Yo personalmente me reconozco en esta categoría de personas que pueden hablar sobre las pérdidas que provoca el efecto de la procrastinación o dilación. Trabajando en el departamento de marketing de una empresa de inversiones en Boston, me di cuenta de que la estrategia de marketing de la empresa no contemplaba el floreciente mercado que agrupaba a minorías, en particular la minoría hispana. Este mercado empezaba a mostrar unos activos para la inversión y unos ingresos muy significativos por entonces, hablo de finales de los 90. Sin embargo, nadie hablaba con este cliente, y mucho menos se creaban productos especialmente diseñados para sus necesidades de ahorro e inversión en sus diversos ciclos de vida. Así que se me ocurrió investigar sobre el tema y llevar el proyecto al comité de dirección. Los números inicialmente avalaban la cobertura a este mercado y además posicionarían a la empresa como una marca y service provider de referencia en este mercado. Sin embargo, poco tiempo después, la empresa entro en una fase de adquisición y posterior integración en una empresa europea muy importante. Me asignaron nuevas responsabilidades y dejé de lado el proyecto.

Las oportunidades hubieran sido extraordinarias, por muchos motivos, y la empresa podría haber ganado muchísimos inflows a vehículos de inversión y ahorro. Dos años después, una empresa importante del sector decidió entrar en este mercado y se estableció prácticamente sin competencia. Su éxito fue arrollador. En poco tiempo consolidó su marca y reforzó su dimensión de responsabilidad social, captando la atención de grandes administradores públicos de fondos de pensiones americanos. Vivir para ver.

Estas son algunas fuentes de influencia que tienen un efecto notable en mi energía, concentración y productividad en los momentos importantes:

1. HAZ QUE SEA MOTIVADOR:

2. DESARROLLA HABILIDADES

3. BUSCA APOYO

4. RECOMPÉNSATE

5. ESTRUCTURA PARA EL ÉXITO

No recomiendo poner en practica todos los pasos mencionados anteriormente al mismo tiempo. Elije una o dos ideas y experimenta con ellas. Actúa como un científico, examinando tus propios pensamientos y comportamientos, para ver qué te hace sentir más ilusionado, motivado y productivo. Haz de este proceso un ciclo continuo.