Nietzsche, filósofo, años antes de su muerte, fue internado en el psiquiátrico de Jena. Su madre, de gran fe cristiana, fue a buscarle. Se lo llevó a su casa. Muerta su madre, su hermana Elisabeth también le cuidó y fue creadora del Archivo Nietzsche (1894). El filósofo que admiró a Jesús, no a los cristianos, escribiría a su hermana Elisabeth un texto, para que nunca abandonara su FE:

- «Sin Dios… Ya no volverás a rezar, ni hablar de tus sufrimientos.

- Ya no volverás a descansar… en una confianza ilimitada.

- Sin Dios, ya no podrás acudir… a una última Sabiduría.

- Ya no podrás buscar ni refugiarte… en una suprema Bondad.

- Sin Dios…Ya no podrás acudir a la última Justicia que te haga justicia ante tanta injusticia.

- Ya no tendrás el Amigo, a todas horas en tus siete soledades.

- Sin Dios… Vivirás sin hacer una escapada a esa Montaña silenciosa, coronada de nieve, pero con su Corazón en Llamas.

- Sin Dios… Ya no habrá razón de todo cuanto te pase.

- Tu corazón… Ya no encontrará asilo –paz, alegría– en donde poder descansar, sin necesidad de preguntar nada...»

 A ‘quienes creen en Dios’ nos dice el Concicilio Vaticano II que: 
-«La fe lo ilumina todo con nueva luz y manifiesta el plan Divino sobre la entera  vocación de la persona humana».